Tiempos de Poesía
Corría
el año 1968, yo era un joven, muy joven, recién llegado a un pequeño pueblo de
nombre Algeciras. Mis inquietudes literarias y políticas habían empezado unos
años antes en Tánger, con el descubrimiento de Albert Camus, JP Sartre, Walt
Whitman o Dostoievsky, entre los más destacados. También descubrí al Che y su
revolución imposible. En el 68, ya en Algeciras, me metí en ACA, histórico
cineclub donde proyectaban películas como Fresas Salvajes, pero sobre todo
donde se reunían un grupo de personas con inquietudes bárbaras, que diría Luis
García Montero. Por casualidades probablemente buscadas, conocí a gentes como
Luis Carlos Gutierrez Alonso (artista polifacético), Julio Ortega Silva (poeta
grande y tímido del que conservo para siempre un verso en mi memoria: “Pero sigo teniendo un hombro a tu medida”), Fernández Mota, ( el poeta de las madres de
mayo) Daniel Florido, Gabriel D'Anzur ( el niño que jugaba con una pelota) ,
Nani Morante o Sánchez Campos. Asistí de hecho a las reuniones primeras de lo
que luego fraguaría en la revista de poesía Bahía. Una noche estuve incluso en
una juerga poética con un desconocido Juan de Loxa.
Este
es o pretende ser un homenaje a un tiempo y a unos personajes que formaron
parte del paisaje de un pueblo con menos colorido y con menos prosperidad que
el actual, pero más cercano al corazón de sus gentes. También es un homenaje a un poeta del que
siempre me sentí un lector cómplice.
Nocturno Gris. A. Sánchez Campos 1971
Nunca
pude compartir un vino en la Bodega Bahía
con Sánchez Campos como hubiera sido mi deseo, pero puedo recordar su
voz cascada por el tabaco y por el tiempo y su risa socarrona dirigiéndose a
alguien de un grupo del que yo formaba parte. También puedo recordarlo en una
esquina de la Plaza Alta, con su chaqueta de cheviot, dirigiéndose a su
interlocutor en tono amigable. Son escenas que la memoria selecciona de manera
caprichosa. Sólo tengo de él pues estos retazos, su imagen algo encorvada y su
mirada limpia oculta tras unas gafas turbias. Hablar hoy del hombre y de sus versos es una manera de recuperarlo
y de revivirlo. Es el milagro de los homenajes, el personaje llena con su
ausencia-presencia el lugar y nos habla de nuevo.
Podría
haber recabado mucha más información
sobre su persona de gentes que lo trataron y lo quisieron, pero prefiero
imaginarlo a través de sus versos. Prefiero
inventar al personaje a través de sus versos y de mi imaginación.
El
libro empieza con una Declaración de
principios: Poema
del epilogo- prologo. Destacar el
verso:
Llevo limpia de arenas la mirada.
Versos
impregnados de soledad :
Esclavo de mí mismo paseo por
las calles sorbiendo las esquinas.
Hay un silencio sangrando en
esta soledad que me reduce.
Solo, eternamente solo como un
grito arrancado del silencio.
¿Hasta cuando estará vivo el
silencio que me guardo en los sótanos del alma?
Puedo
intuir un cierto mal genio, reflejo de la rebeldía contenida de alguien en
quien la capacidad de amar es tan enorme que se siente defraudado por la
escasez reinante.
Rebeldía:
Sigue el tiempo su curso y
nada llega a quitarnos las cárceles fantasmas que nos cercan el alma con los
mitos impuestos por las leyes del más fuerte.
Y lo imagino solo, caminando por su noche
mientras aspira el humo de un cigarro o
sentado en la mesa de un bar adobando sus versos nacidos desde las
profundidades de un alma efervescente entre el vino y el humo.
Amante
de la noche :
El reluciente asfalto es un
espejo negro que refleja las ojeras moradas de la noche.
La noche tiene un aire de complicidad en sus
entrañas.
Su
pacto con el vino:
Neurastenia en el vino que
fabrica ilusiones a su modo y solo es el verdugo de las horas.
Es la amargura inundando la
sangre, la amargura. Y no tener algo de dinero para ahogarla en vino.
Enamorado del amor:
Quiero robarle al aire ese
contacto que toma de tus labios cada día.
¡Ah! Y la sombra invisible de
tus venas colgada en mi garganta.
Este seguir viviendo la
dolencia inmaterial del beso no
olvidado.
En efecto si quiero no me
acuerdo de que siempre serás la eterna ausente.
Ver las noches pasar en la
impotencia por no tener tu límite a mi lado.
Es ir muriendo un poco cada
día al saber que la suerte me depara la soledad de dos en compañía.
Antonio descansa en paz, pues tus versos seguirán teniendo energía suficiente para escapar del papel e instalarse en el corazón de tus lectores.
León Cohen
2009
👉Publicado en Campo de Gibraltar siglo XXI 19-06-2023