Blog de León Cohen Mesonero

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viernes, 5 de mayo de 2023

Diálogos virtuales en 2011 entre dos vejetes en el viaje de vuelta

El Alquimista y Aladino mantuvieron unas charlas que quedaron reflejadas  en los "Encuentros en el jardín virtual"  publicados en mi libro Apuntes (2015). Lo que sigue pertenece a esos encuentros, aunque en un plano más íntimo y menos formal. Para evitar que se pierdan he creído conveniente subirlos al blog. Corresponden al primer trimestre del año 2011. 


Aladino: La gente me aburre de forma contundente, no hay tristeza interior en lo que digo, es sólo un rechazo visceral del que puedo evitar la expresión pero no el sentimiento. No me hace sentir desadaptado, simplemente me niego a ese rol y camino solo. Me hace bien caminar solo porque tengo la certeza única de no perder nada, la seguridad de que si intento aproximarme, en el mejor de los casos, me podría contaminar tanta estupidez y ese sería sólo el mejor de los resultados, si lo intentara.

No. Prefiero una soledad total en la que soy libre, profundamente libre de reír o llorar, sin tener que preocuparme de lo que pudiera ser más adecuado para el momento y que pudiera o no coincidir con mis más profundos deseos humanos o los de otros.

 En mi soledad, el campo es verde si debe ser verde o decido imaginarlo así y el Otoño puede teñirse de colores pastel, de hojas secas, si es que debe ser así o yo decido pensarlo, la tierra puede ser la arena de una playa o el musgo y la tierra, fértil y húmeda, de un bosque viejo. No me afecta la estupidez de las modas, prefiero el vaivén de las mareas. No tengo la más mínima necesidad de adaptar mi paso a nada sometido a "comme il faut", sólo necesito mi ritmo. No permito las censuras aunque admito el rechazo como parte de la libertad del otro o de la marea humana a la que pertenece.

Tampoco necesito decorar mi piel con tatuajes ni teñir mi barba que se ha hecho blanca por el camino.

Soy viejo y soy el artífice del hombre que he construido. Ése que hoy te escribe.

Alquimista: Estamos casi en lo mismo. Desde hace mucho tiempo yo también me he instalado en mi familia más próxima y vivo alejado  del resto. Tu opción es otra más. Otra manera de estar en el mundo. Lo importante es que te sientes bien así. Yo he llegado a la conclusión de que sólo me esforzaré en hacer aquello que me produzca menos conflicto y menos complicaciones, cuestión de ahorro energético. Además como regla general, los demás, esos otros que no son tú, a la larga sólo te aportan conflictos, ya sea de intereses o sentimentales, un gasto de energía innecesario que contigo mismo no tiene lugar. 

La estupidez está  a la vuelta de la esquina, hace parte de la condición humana. Ayer sin ir más lejos, tuve un conflicto con un estúpido en la escuela, le mandé una parrafada sin desperdicio y me quedé tan tranquilo. No es lo habitual, pero cuando salta la liebre hay que disparar con prontitud. No es fácil, pero hemos llegado a un punto del camino donde tenemos que haber prescindido de todo lo sobrante y tratar de disfrutar. .
"Ser el artífice del hombre que has construido" es importante, siempre que te guste el resultado. Lejos de nosotros la tristeza y la autocompasión, sentimientos inútiles.
.

Aladino: Mi soledad es ese lugar en el que la ausencia, el vacío, de criterio ajeno no me afecta, tampoco necesito aceptar lo que considero desatino a cambio de nada, tampoco exijo aceptación. No necesito aceptar ni que me acepten, me niego al trueque que me proponen. Debo ser en cierto modo un delincuente social.

Digo de mi mismo que soy "aspirante a ameba" y el que me escucha se ríe comprensivo sin saber exactamente lo que quiero decir y, yo me río interiormente, porque nadie puede averiguar que lo digo desde una atalaya, mi atalaya. Entiendo que no puedan comprenderlo con tan pocas dimensiones, no es que yo sea más grande es que el otro ha decidido ser más pequeño y yo soy como el agua, un poco camaleón, si fuera necesario ser cortés o amable pero sólo lo imprescindible, sin debilidades.

Me puedo congelar si hay que ser duro o hacerme vapor si necesito escapar, al final volveré a ser agua cuando lo desee y sólo discurriré por mi cauce, mi destino es el mar. Hago meandros cuando se interponen los demás con sus criterios insustanciales.

 Podría ser arrogante pero no lo soy, me quedo en "altivo", otra elección como la tuya. Elijo cómo ser sin tener en cuenta ningunas otras premisas impuestas. Sé que me entiendes.

Hace unos años aparece el "metrosexual", un arquetipo sometido a unas normas sociales que ellos suponen escogidas de su propia libertad de juicio ¿De dónde sale eso? Sale de una ciudad como Londres, de una pobreza interna absoluta, de una autoestima tullida, de una falta patológica de criterio en un mar de colores indefinidos y olores inciertos. Una confusión de teorías para acercarse miméticamente a la mujer. Supongo. 

A alguien se le ocurre escribir un libro como "Ensayo sobre la ceguera" y a otro loco se le ocurre llevarlo a la pantalla... luego aparecen una serie de locos-cuerdos que estiman que no es una película taquillera...¿Cómo va a serlo?

Pepito Grillo no puede ser el personaje central de ninguna obra sin un estúpido a mano, pero esa legión de estúpidos sí puede ser el personaje central de cualquier argumento, por ejemplo, de esta historia que llamamos la vida. Oiga, me bajo aquí.

Alquimista: El otro día hicieron mis alumnos su examen de aptitud en una de mis asignaturas. “Disaster”. No tienen capacidad ni educación para la reflexión. Hacen cosas, repiten lo aprendido, que no lo aprehendido, y son además gente muy poco leída. Tienen la edad de nosotros cuando nos conocimos, pero no hay color. No se me ocurriría preguntarles por Camus, pero seguro que saben de qué color son las medias de Ronaldo y conocen el último modelo de la Fiat. Estos Erasmus dejan mucho que desear. 

No creo que Internet y el Faceook les ayuden demasiado. Internet es una herramienta utilísima para gente formada y con criterio, pero muy peligrosa para esta gente. Vivimos una sociedad con ningún afán por el conocimiento como fuente de vida y de reflexión y con un nivel cultural medio muy  básico. Eso sí, consumismo por doquier. Pero sobre todo, lo asombroso, y que cada día percibo, es la pobreza de expresión y la nula capacidad de formular un pensamiento mínimamente elaborado que tienen la mayoría de nuestros conciudadanos. Los raros como nosotros, tenemos muy pocas oportunidades de encontrar interlocutores  con quien intercambiar algo que no sea el tiempo o el fútbol o la crisis.

Dos pensamientos para desarrollar:

- El control de la frustración. Un tipo frustrado es peligroso para él y para los demás. Y hay que aprender a capear los reveses que te da la vida.
- El paso del tiempo: más temprano que tarde, mañana será ayer.    

.   Hay mucho indeseable en todos los sitios. Suelo huir de los conflictos tanto profesionales como personales (algo que se llama inteligencia emocional), pero siempre hay algún tiburón dispuesto a hacerte la zancadilla. Menos mal que ya controlo mucho y no me dejo afectar. Esto es una jungla, no tiene remedio. Saber mantenerse al margen ha de ser nuestra virtud. Una gran mayoría de personas tiene una ignorancia absoluta de lo que significa empatía y consideración con los demás y así va el mundo. Siempre recuerdo una máxima de Kant, uno de sus imperativos categóricos: "Actúa siempre de manera que tu acción pueda ser extrapolable al universo", que no significa otra cosa que: Actúa lo mejor que puedas para que los demás puedan imitarte y eso redunde en el bien de todos. Yo siempre digo con cierta sorna: A mí que me registren.

Ayer, durante todo el día e incluso al llegar la noche, estuve como ido y medio dormido, ajeno a todo y a todos. Todo había terminado y llegó el bajón. Lo normal. Hoy, estoy disfrutando conmigo mismo de la satisfacción profunda que produce algo así como ganar el Goya o el premio a una vida profesional o ganar el Tour. Vuelvo a la normalidad sin asperezas, colmado y sobre todo muy, muy tranquilo, por fin. Cuando el presidente del tribunal, leía los méritos que me hacían acreedor a la Cátedra, según la unanimidad del tribunal, emprendí el vuelo y me alejé  del lugar, volé por mi pasado a velocidad de vértigo y sólo aterricé cuando paró y me dirigí a saludar al tribunal. Quedaron en mí, para siempre,  las palabras de algunos compañeros y compañeras,  cuando me estrecharon la mano o me dieron un beso: Te lo mereces.   Viví como tú dices, un momento mágico, de esos que guardamos como piedras preciosas en un rincón del corazón. Son pocos, pero ahí quedan.  

 

 Aladino: Sin duda  "tu público" estará muy contento... genial... y ahí no acaba la cosa, habrá quien se sienta algo jodido, que lo disfrute también y se joda a gusto...

A veces toca ganar y otras perder, cuando nos piden que contemos nuestras derrotas (generalmente no lo hace nadie, es una iniciativa personal) las recordamos con todo lujo de detalles, las alegrías parece que formaran parte de la vida cotidiana y se disipan rápido.

Seguramente te lo haya comentado antes, pero cuando vivo un momento mágico, me gusta pararme y analizarlo profundamente para que no se evapore tan rápido y que cuando lo haga aún pueda saborearlo de nuevo, generalmente hago partícipe de esos pensamientos a la gente con la que estoy en esos momentos, generalmente mis hijas. Se trata de crear un hito, una referencia mental para volver, un consejo: regálate algo que te guste mucho. Te servirá para revivirlo cada vez que lo veas. Te lo mereces, pisha.

Alquimista: Seguramente como hacen los abuelos, esto que voy a decir, ya lo hemos hablado, siempre nos repetimos o repetimos sin saberlo a otros.
Me refiero en este caso, al otro, a ese otro yo, que se expresa en silencio, que se expresa escribiendo, que convive con nosotros, entendiendo por nosotros, lo que los demás ven e interpretan. Aunque que al final seamos lo que aparentamos ser para los otros, siempre nos queda el convencimiento de ser además ese otro, que nadie conoce o que se da a conocer  parcialmente en sus escritos. Todos, tenemos ese yo al que solo alcanzamos nosotros, como decía Machado: Converso con el hombre que siempre va conmigo. Ese que nos acompañará a la tumba, ese que nadie puede ni siquiera rozar, ese que solo existe para nosotros mismos y que muy rara vez aceptamos compartir.

1.- Los manitas o inteligentes manuales, son para mí aquellas personas que naturalmente desmontan y montan aparatos, abren con facilidad lo que aparentemente los demás no ven, son buenos carpinteros y tienen generalmente una excelente visión espacial, entre otras cosas. Entre ellos he conocido a algunos familiares  y ahora a Jero el reparador de guitarras.
Por mi parte, yo me he convertido con el tiempo en un manitas por la fuerza de las circunstancias. Soy sobre todo aceptable para desmontar aparatos y he conseguido construir alguna que otra maqueta, pero no soy naturalmente manitas como vosotros. Tengo un tratado científico sobre la mano que nos muestra lo pareja que ha ido la evolución de la inteligencia con la de la mano humana.

2.- Las rebeliones árabes. No sé si es Occidente el que está manejando el cotarro para sacar algún provecho, pero coño ya es hora de desterrar tanta dictadura.

3.- Quiero convertirme al final de mi vida en el actor secundario de película de serie B y dejar el protagonismo a los otros. Quiero ser el psicoanalista y no el psicoanalizado, quiero ser el que admira y no el admirado, de los dos hermanos, quiero dejar de ser el guapo y quedarme con el feo... Aprender a escucharlos y pasar desapercibido, creo que ese es al menos un buen propósito y en ello voy a poner mi empeño.

Aladino: Con el paso del tiempo se van adquiriendo habilidades pero existen los "hábiles" en algún campo por propia naturaleza. Me gusta la madera, cómo huele el polvo de madera, casi no me molesta cuando se queda en las ropas, distinguir las diferentes variedades por sus vetas y tonos ¿De dónde puede venir eso?...

Debía de tener 5 años, no creo que más, vivía en una cuesta, en Ceuta (ese Norte de África es casi siempre montañoso), le pedía a mi padre que me hiciera un carro de esos que tenían las ruedas de cojinetes viejos. Él me trajo los tres cojinetes, dos medianos para atrás y uno grande para la "dirección". Yo jugaba con esos cojinetes y eran un material precioso que materializaría mis sueños, mientras, trataba que me prestaran algunos otros niños de la misma calle. Mi padre trabajaba en Trasmediterránea hasta muy tarde, los fines de semana le traía un taxi los libros de contabilidad: esos libros enormes y pesados. Comprendí que él no podría construirme mi carro... así que me armé de valor y me hice el mejor carro del mundo...

Una noche en Celupal (te lo he comentado antes) estuve desarmando algo, tal vez un encendedor. Un compañero que acabó siendo investigador me observaba y se guardó una pieza... luego hicimos bromas, te la habías guardado para ver si lo detectaba.

Me interesa el título de ese tratado sobre la inteligencia manual. Siempre la he percibido entre otras pero nunca desde un punto científico.

Espero que esas rebeliones se extiendan también a toda el África negra, son los que están peor, los que más las necesitan pero están demasiado ocupados en poder comer hoy como para preocuparse de si podrán comer mañana.

Llevo algún tiempo ejerciendo tu "punto 3", la sensación es que es lo que deseo hacer y es lo que hago con esos cafés a media mañana mientras observo rostros, oteo horizontes o me fumo un cigarrillo charlando en alguna terraza con un desconocido. Tengo también la sensación de que se me observa, de alguna manera se admira mi soledad y mi silencio, apenas hablo si no me dirigen la palabra, cortesía, y apenas se dirigen a mi, lo traduzco como un respeto profundo y distante. Me gusta estar solo y pensar solo.

Me encantan los niños, me jode profundamente que alguien me mire con ojos severos cuando me sorprende haciendo carantoñas en la distancia a algún niño. La gente piensa por esquemas recién aprendidos y la ternura que un viejo pueda sentir por un niño no entra en sus esquemas de ciruelo/cigalas, generalmente les mantengo mi mirada más desafiante y pienso lo más alto que sé, a ver si puede escucharlo: "Eres un hijo de puta, cabrón".

Alquimista:

1.- Tengo ciertas dudas sobre la igualdad de los cerebros. Por ejemplo, desde  muy muy pequeño admiré la honradez y el saber, ignoro por qué, pero debe de ser algo muy complejo e innato. De mis dos hermanos, ninguno se me parece en eso. Yo era incapaz de colarme en el cine y cuando lo intentaba, impulsado por él, siempre me cogían. Él siempre lo conseguía. Luego se ha visto lo distintos que somos y que ya éramos. Hay cerebros y sensibilidades  muy especiales. Ha de ser una mezcla de genes  y de circunstancias,  además de algo más. Creo en la esencia más que en la existencia. Se es antes incluso de existir. Nos podemos parecer en la existencia pero todos diferimos en la esencia.  Somos esencialmente únicos. Ese es el milagro del ser.

2.- Algunos días, cuando voy a buscar a mi nieto, coincido con el "Loco de amor ". En ocasiones, como hoy, me detengo unos minutos a charlar, pero su charla siempre acaba en lo mismo: en el día en que le dio una paliza a Pedro. Me cuenta ese hecho como si realmente hubiera ocurrido, cuando el pobre hombre, sabe que es un deseo frustrado. Lo que él hubiera dado por darle un mamporro a Pedro.  La gente miente y se miente. JM siempre cuenta que todo va bien, que sus hermanos son cojonudos etc...ni él mismo se lo cree. ¿Por qué la gente necesita mentir e inventarse un mundo imaginario? Conozco la respuesta pero no la comparto. Se puede vivir sin mentir...demasiado. Je,je...

Aladino: Amigo, con los medios y los profesionales actuales supondría un coste insignificante crear una nueva generación de PERSONAS capaces, libres y mucho más felices, coherentes y equilibrados, pero lo que interesan son consumidores que sostengan el sistema y mantengan el orden ya establecido, eso que tantas veces te he dicho que me recuerda a "Un mundo feliz". No podemos evitarlo, nunca pudimos hacerlo realmente... pero en aquella época intentamos cambiar al mundo como todas las juventudes y no pudimos... considerémonos satisfechos de que el mundo no haya sido capaz de apagar nuestras inquietudes ni limitar nuestros pensamientos.

No sirve para nada la inteligencia, no puede trabajar, si estamos sometidos de alguna forma, si sentimos ansiedad, inquietud o miedo. Mantengo el criterio de que la razón, el cerebro en general, es como un músculo que si no lo haces trabajar se atrofia, no creo que existan diferencias entre un cerebro muy "inteligente" y otro que no lo sea, sin ir más lejos el de Albert Einstein era más bien insignificante. Después de la dictadura se alcanzaron los mayores éxitos deportivos de nuestra historia.

Los prejuicios y sobre todo las religiones son nefastas para el desarrollo humano, creo que están montados precisamente para limitar ese desarrollo, aparte de como negocio lucrativo: El Vaticano tiene el PIB más alto y la mayor estabilidad política y socioeconómica del mundo... lo curioso es que no fabrica nada... 

 

Alquimista: Al final dices con palabras distintas lo mismo que yo sobre esencia y existencia.
¿Quien puede matar las ideas de Rabin o del Che o del Mahatma? Imposible. Las ideas pertenecen a la esencia del ser, son inmortales e intangibles. Podemos acabar con la maquina pero no con lo que la maquina piensa o siente. Un sentimiento es algo más que una cadena de reacciones químicas, aunque sea cierto que interrumpiendo mecánicamente con una ablación el origen de esas reacciones, el sentimiento deje de existir. Es difícil mantener esta argumentación, lo sé, pero  en ello estoy.
Tengo otra idea relacionada con lo somático y lo psicológico. Estoy convencido o casi, que nuestra mente es capaz de curar las enfermedades de nuestro cuerpo. Simplemente habría que adiestrarla. De la misma manera que nuestro propio cuerpo nos ataca, nosotros debemos de tener el poder de detener el ataque de manera consciente.  

Aladino: Cuando digo que, a mi criterio, los cerebros "son iguales" hablo de posibilidades pero muy remotas, de hecho lleva connotaciones intrínsecas tan infinitas como un genoma, tan extrañas o difusas como los pensamientos de un bebe que aún no ha nacido. No es un tema definible con la investigación, siempre quedarían cabos sueltos.

Cuando estás seguro de defender una verdad incuestionable, ya lo has logrado, no caben dudas... algunos matices extraños, tal vez la esencia a la que te refieres, lo confirma.

Dos hermanos mellizos o dos hermanos gemelos... uno puede desarrollar esquizofrenia y el otro no... ¿Educación, crianza, trato diferente de los padres...? Lo único que se puede demostrar es que la esquizofrenia no siempre tiene que tener origen genético pero nada más.

En realidad si a la vida le quitamos ese "algo más" y lo dejamos en genes y circunstancias, estamos simplificando tanto que lo que definimos podría ser el vuelo de un pájaro o un pájaro disecado, ese algo más añade el aliento, la esencia. No podemos quitarla.

Alquimista: Visto lo visto: Los sicarios, los comerciantes de la muerte de inmigrantes, los traficantes, los promotores sin escrúpulos, los banqueros insensibles, los que se piran dejando a su mujer cargada de hijos, los maltratadores, los que no pagan lo que deben, los que se construyen un CV a costa de los demás, los que aparentan, los que cobran y no cumplen, los que no quieren ni a sus hijos, los que no conocen más que su ombligo, los que engañan, visto lo visto, me ha dado por pensar si no me he equivocado de lado de la vida, porque ahora sé que trabajando y estudiando muy duro nadie gana lo que merece, que pensar en el otro te procura mucho sufrimiento, que vivir sin hacer trampa te hace parecer lelo... pero en el fondo soy feliz como soy y como decía Severiano Ballesteros, la vida es un hermoso camino con... contratiempos

Nunca me he movido con comodidad en público, es decir frente a los otros. En ocasiones, llevado por una espontaneidad impropia de mis años, he dicho o hecho cosas como poco, inconvenientes o poco acertadas. Mejor haberme aguantado o callado, me he dicho a mí mismo en soledad. No se puede ser siempre prudente, ni calladito, no se puede estar siempre al borde de la perfección, me he seguido diciendo. Quillo, no te la cojas con un papel de fumar, me he dicho para reconfortarme. Hay que saber bordear el ridículo y no asustarse, como haría un buen inglés. 
Y es que es tan difícil, compartir con los demás, humor y opinión, y es que es tan difícil, ser uno mismo delante de la gente, porque pueden ocurrir dos cosas que no te entiendan y se ofendan, o que no te entiendan y les causes risa, una risa idiota.  Mejor quedarme en mis escritos porque cuando hablo o bromeo, sube el pan. A veces me pregunto si no es preferible, dejarse la  opinión para uno mismo. Debería haber superado esta fase adolescente, pero en ocasiones, no puedo evitar no gustarme comparándome con un estándar de perfección que yo mismo me he construido o inventado. “Nobody is perfect” que diría Billy Wilder, con eso me quedo.   

Aladino: Sí, siempre hay retroalimentación en los diálogos, en realidad lo comentaba con "falsa modestia" pero es cierto.

El truco dejar un libro "en cualquier sitio" también lo he empleado, sobre todo con mi familia: es más saludable que las personas lleguen a puntos de vista de forma autónoma que se lo expliques con tus palabras, convence menos y no deja de ser una idea/comentario/criterio ajeno.

Sí, estoy también de acuerdo con lo de la empatía, sin ella es difícil ser carismático pero en el caso de la gente que vemos a través de los medios se trataría, creo, de una forma de comunicar (muy relacionado con la PNL, o ella misma), te lo he comentado alguna vez: con la PNL puedes "atraer" o hacer que el otro se sienta "rechazado" de forma totalmente voluntaria, controlando tus gestos y comentarios, de tal forma que la persona no lo percibe conscientemente (no se siente agredido) pero actúa en consecuencia de acuerdo con tu decisión. Es una forma "científica" de manipular. Opino que la manipulación no es un defecto en si sino una habilidad, dejarse manipular sí es abiertamente un defecto... las sociedades son adictas a dejarse manipular por comodidad, supongo.  

Mi "kuñao"  me comento alguna vez algo de un personaje tradicional cargado de tipismo y sabiduría:

"El baranda".

 Según él, este personaje es un viejo que dirige una sociedad gitana desde la sombra, no se impone. No hace nada, sólo vigila todo, generalmente desde una baranda en alto (de ahí el nombre). Todos le consultan sus dudas y él actúa como un sabio consejo de ancianos administrando justicia e interviniendo en casos de dudas. Nadie discute su soberanía y todos le admiran, lo quieren y le obedece sin chistar.

Resulta un personaje útil y cargado de sabiduría. Con el paso del tiempo, lo de "El baranda" pasó a ser un apelativo de "el jefe", pero me lo cuenta como te lo digo. Según internet se debe a otra razón, pero el personaje (real o ficticio) me fascinó siempre.

Tal vez hoy seamos hoy un poco "el baranda" de nuestro clan.

 

viernes, 21 de abril de 2023

Estudios sobre sobre literatura africana y afroamericana en español. Ed. Sial/Casa de Africa enero de 2023

 


                                                                              


                                                                                    



     
          👉Capítulo 10. El Alquimista

jueves, 12 de mayo de 2022

PRESENTACIÓN DE 100 MICRORRELATOS Y DE JACOB COHEN

Presentación el 13 de Mayo de 2022 a las 19 horas de mis dos libros 100 Microrrelatos y Jacob Cohen  por Miguel Vega 









Miguel Vega y León Cohen











Dónde pedir el libro Jacob Cohen :

 jig.infodavar@gmail.com

viernes, 22 de abril de 2022

FIRMA DE EJEMPLARES DE MIS LIBROS :

FIRMA DE EJEMPLARES DE MIS LIBROS :

  
👉FERIA DEL LIBRO DE ALGECIRAS. MARTES 26 DE ABRIL 


👉A PARTIR DE LAS 11 Y HASTA LAS 13 HORAS.


👉CASETA DE CULTURA DEL AYUNTAMIENTO EN PLAZA ALTA 



sábado, 2 de abril de 2022

MICRORRELATOS

 Microrrelatos seleccionados y publicados entre los 10 mejores en DIARIO SUR

1.-  El dilema

 Un corazón de lana y acero comenzó a latir rítmicamente y el hombre trasplantado se preguntó si un corazón tan blando como la lana no le haría sufrir demasiado y si un corazón tan duro como el acero no le haría aguantar demasiado. Entonces el hombre trasplantado decidió dar el salto al vacío. 10-04-2020

Otros microrrelatos

Viaje a la Luna

Su relación con la Luna llegó a ser obsesiva, tanto, que desde niño quería ser astronauta para poder viajar un día a ella. No había día en que no la mencionara, ya fuera para citar su fase de crecimiento o su plenitud y siempre su belleza. ¡Qué bonita está hoy la Luna! ─Solía decir─. Hasta tal punto soñaba con la Luna que a su primera hija le puso Luna. Como cabía esperar estudió Astronomía. Pero no contento con poder observarla y estudiarla desde la Tierra con potentes telescopios, quiso dar un paso más y se preparó para ser astronauta. Y lo consiguió. Fue seleccionado para un próximo viaje a la Luna entre más de mil aspirantes. Pasaron algunos años hasta que llegó el día tan esperado por él y temido por su familia. El lanzamiento del cohete espacial tuvo lugar a las diecisiete horas de un lunes en pleno verano americano. Todo transcurría por los cauces normales cuando de manera tan imprevista como inesperada el cohete explotó. Y así fue como el tan deseado viaje a la Luna  se convirtió en un viaje a ninguna parte, pues esa pequeña, casi ínfima  probabilidad de que un fallo tuviera lugar,  también hacía parte del viaje y había que contar con ella.  Aquella noche la luna reflejó su lado más oscuro.

                                                                                              León Cohen 

Publicado en Tinta Lunar V Certamen literario de Círculo Rojo. Páginas 33 y 34 

Junio de 2019


Sevilla

Tenía la barbilla apoyada sobre su mano izquierda, mientras, iba leyendo las respuestas de los candidatos a guía turístico de Sevilla. La pregunta del examen era escueta: Cite nombres  o expresiones que le sugiere la ciudad de Sevilla. Y claro, aparecieron los tópicos: Semana Santa, Feria de Abril, Viva er Betis etc… De repente se topó con una respuesta sorprendente: Silvio, Benito Moreno… Por fin se dijo, la cultura alternativa emergía de las profundidades, bajo los nombres de dos destacados artistas, un roquero y  un artista polifacético próximos al “underground”. Anotó un 10 sobre el papel y se sintió aliviado  y un poco feliz.   

                                                                        Junio 2022

viernes, 25 de febrero de 2022

PRESENTACIÓN DE LA REVISTA DOS ORILLAS 8-02-2022

 Comentario publicado en Campo de Gibraltar XXI  del día 9-02-2022

Ayer en vivo decidí no participar en la presentación con unas palabras, por razones que ignoro. Pero no quiero dejar pasar esta oportunidad que me brinda Campo de Gibraltar XXI para en primer lugar, agradecer a Paloma F. Gomá todos estos años de colaboración (que han sido muchos) en la revista que ha dirigido con empeño y dedicación, hasta convertirla en un referente de la literatura de las dos orillas. Mañana se cumplirán 54 años de mi llegada a Algeciras desde Tánger. Nunca imaginé que aquel viaje sería el viaje de mi vida. Salí de una ciudad multicultural y esplendorosa, aunque en plena decadencia y arribé a un puerto pesquero del que no tenía la más mínima noticia. Hoy pasados tantos años, puedo afirmar que del mismo modo que aquel pueblo fue creciendo y desarrollándose hasta convertirse en la ciudad multicultural que es hoy, yo mismo sufrí una inevitable transformación en paralelo, hasta sentirme hoy algecireño y andaluz por los cuatro costados, manteniendo en el recuerdo la otra orilla, la orilla hermana de donde salí. Quiero terminar con las palabras que escribí en mi relato Tres Orillas dedicado a Paloma en 2013:

 » Este relato nace de los flujos y reflujos migratorios entre las dos orillas que unen y separan a dos pueblos cuya historia se confunde en determinadas épocas y se aleja en otras. Este relato transcurre en cada una de las dos orillas, y sus protagonistas, como no podía ser menos, acaban unidos por el destino. Las dos orillas del Estrecho se convierten entonces en una sola, diluyéndose en un mismo mar. Pero existe, o eso dicen, una tercera orilla, la orilla imaginaria, la orilla alternativa, la orilla utópica, la orilla invisible, donde confluyen las otras dos, la orilla a la que aspiramos, una orilla de encuentro, de armonía, una orilla simbólica que acerca caminos, que une voluntades, que hermana a los pueblos. La tercera orilla, aquella donde el oleaje no impide el desembarco. Una orilla donde la palabra nunca pierde su naturaleza como vehículo de comunicación y de entendimiento. La orilla donde uno adopta la manera de ser y el idioma del otro.» León Cohen 


👉Video


👉Noticia Campo de Gibraltar XXI












jueves, 27 de enero de 2022

VOCACION TANGERINA DE UN LARACHENSE por Hassan Amrani Meizi

          

  Excelente trabajo del profesor Amrani.  Después de varias lecturas, su artículo me ha parecido un minucioso y profundo análisis de mis textos tangerinos y de sus derivadas, algunas de ellas implícitas. Bajo mi punto de vista, este trabajo literario y yo añadiría que casi psicoanalítico, aporta claridad y luz  a mis escritos tangerinos. Considero que además de su perspicacia y experiencia  como crítico literario, ha sido sobre todo su condición de tangerino, la que le ha permitido obtener  un resultado tan brillante, He de decir que nunca antes, me había sentido tan bien representado como escritor a través de unas reflexiones tan certeras como sorprendentes y bien elaboradas. León Cohen. Enero de 2022.            


 

VOCACION TANGERINA DE UN LARACHENSE

            Hassan Amrani Meizi    Universidad Ibn Zohr,  Agadir, Marruecos.

  La Frontera Líquida. Estudios sobre Literatura Hispanomagrebí . 

Tirant Humanidades 2019.  Editores José Sarria y Manuel Gahete

Pag. 381-392

 

 

"Antes de abandonar la librería, el empleado se despidió de él agradeciéndole la visita y entregándole un ejemplar de libro La Memoria Blanqueada, cuyo autor, León Cohen, era un escritor desconocido de origen larachense, que vivió en Rabat, Zoco-el-Arba y Tánger y siempre se consideró tangerino de vocación. " León Cohen, Tributo a dos ciudades: Larache y Tánger.

 

Rara vez un hombre mereció llevar el gentilicio de una ciudad por residir en ella un lapso de tiempo bastante corto de su vida, sobre todo cuando se trata de una ciudad de mucha historia. Ese hombre se llama León Cohen Mesonero; la ciudad, Tánger. Sin embargo, hay lugares que hacen que  la vida de los hombres tenga más historia. Los hechos vividos con intensidad transcurren con tal celeridad que acaban desbordando el tiempo. Entonces, la historia de una vida, o sea,  la edad de un hombre,  deja de medirse por el largo paso del tiempo y lo hace por la densidad de lo acontecido en un tiempo récord.      

            Los que nos interesamos por el estudio la literatura de autores españoles o hispanoamericanos originarios de nuestro país topamos con apellidos sefardíes que nos recuerdan una época que terminó para siempre: Chocrón, Garzón,  Bendahan, Cohen, etc.  Excepto el fallecido Isaac Chocrón, estos autores  siguen evocando en sus obras sus vivencias marroquíes. Entre ellos, destaca el nombre de Cohen: no sólo por ser de Larache y por escribir sobre esta ciudad, sino también por ser tangerino de vocación, en una ciudad cuyos  habitantes “se creían elegidos, especiales, como si un dios mitológico les hubiera otorgado el don de ser precisamente eso, tangerinos y no otra cosa”. (Cohen, Carta a Juanita Narboni,  Memoria Blanqueada: 2006: 54).

            Desde el principio, llama la atención este dato de la autobiografía de este autor: ser por propia elección,  pertenecer  por voluntad propia a Tánger, donde “la identidad” se vislumbra como hecho predeterminado por el destino divino.  Parece que el larachense Cohen rompe esta atadura de nacimiento y forja otro lazo de pertenencia a esta ciudad: una especie de  adopción. La tradición popular tangerina le es favorable y habla del emblemático Santo y Patrón  de la ciudad, Bouarraquía, que recompensa a los forasteros por haber aceptado su primera y modesta donación hecha de pan a secas: Mohamed Choukri  también fue hijo adoptivo de la ciudad.  

            Como todos los mortales, Cohen tiene conciencia de que es más auténtico ser por elección que por predeterminación ajena, aunque esta ajenidad sea divina. Poco importa si se trata del Dios Innombrable del monoteísmo más ancestral o de una pluralidad de dioses protagonistas de tragedias griegas. 

 Además, ser de o por vocación, puede  remitir a un doble sentido: una vocación entendida como inclinación personal por un estado o  como inspiración con que Dios llama a un estado. (Cfr. https://dle.rae.es/?id=bzINevX). En este caso, se descarta de antemano la posibilidad de que este estado  sea cuestión de una fe religiosa. Para Cohen,  hombre que descarta la injerencia de lo divino en los asuntos de los mortales[1],  “Tánger es algo más que una manera de ser, un estado de ánimo o un sentimiento, nos pertenece y le pertenecemos, y siempre seremos parte el uno del otro” (Retrouvailles à Tanger,  2018: 75).

             Recuerdo otros argumentos de Cohen acerca  del destino de nacer en un lugar determinado y determinante, Larache, y, consecuentemente, el razonamiento que acabo de adelantar se me revela como todavía portador de la semilla de su contradicción originaria. No acaba de cuajar sólidamente en su aparente elocuencia:  

 

"Hace muy poco tiempo empecé a escribir un relato del que extraigo el comienzo. Aliocha soy evidentemente yo, y lo que cuento es exactamente lo que me parecía mi vida en esos primeros años en Larache, mi pueblo. Nadie elige el lugar de su nacimiento, ni donde transcurrirá su primera infancia,  pero puede ser que el lugar de nacimiento determine su manera de ser y percibir el mundo"(Introducción a Tributo a dos ciudades: Larache y Tánger: 2018: 18)

            El nacimiento larachense, un loable destino, fragua  la visión del mundo del niño Cohen. Sería muy largo pasear por los senderos trazados por Cohen en sus libros de memoria larachense para buscar una respuesta  a  su inclinación adulta por el estado de ánimo que fue Tánger. Basta con realizar una atenta lectura de un fragmento de su relato inédito Aliocha, nombre del protagonista  y a la vez  alter ego del niño Cohen. Importa citar  la gran fascinación de León  por los parajes naturales deslumbrantes; parajes larachenses que en el fondo son preámbulos geográficos de los todavía más fascinantes paisajes tangerinos de la posterior adolescencia y primera juventud del autor. Dicho nacimiento fue un destino geográfico fantástico por su fatal cercanía a  la vieja dama, Tánger.  

            Otra cosa distinta es el paisaje cultural y humano del lugar de nacimiento y primera infancia. Si bien el autor subraya en la introducción de Tributo a dos ciudades; Larache y Tánger (17)  la difícil situación y las privaciones de las que sufrían todos aquellos niños larachenses de los últimos años del protectorado español  y principios de la independencia de Marruecos, en el fragmento del relato citado no escatima esfuerzos en describir la felicidad inocente del niño en este mundo multicultural y  étnicamente plural; otro preámbulo larachense al Tánger de aquellos años cincuenta y sesenta:    

 

“Ha aprendido a convivir con el espléndido sol y con el mar majestuoso. Le sorprende la belleza de los acantilados de su pueblo natal y la bravura de la mar.  Aliocha ama la vida y sus encantos. Sus amigos van a la Iglesia, a la Mezquita o a la Sinagoga (…) en el fondo le da igual entrar en un templo o en otro, con tal de acompañar a  un amigo. (Ibid: 19). “

           

De modo que la pregunta de por qué la elección de Tánger-y no otras ciudades de su vida-,  que el autor ya de adulto pone en boca de su otro alter ego, Sol Bensusan en su Encuentro en Tánger (2018: 107), se convierte en casi retórica. Digamos que el destino de su nacimiento y su primera niñez favoreció su elección de joven y sobre todo de adulto. No hay contradicción en el hecho de nacer predestinado a una elección,  al contrario es  lo sumamente  armónico, incluso en la  más monoteísta de todas las religiones.

 Al elegir escribir sobre la ciudad, sobre sus vivencias tangerinas,  desde su madurez algecireña, decide crear en una noche de vigilia un alter ego, Sol Bensusan, una especie de nacimiento literario y público de León Cohen Tangerino. Las dualidades del Cohen autor/ personaje invaden la literatura coheniana sobre Tánger, y a veces portan el signo de algún antagonismo que  siempre busca y, de algún modo, consigue reconciliarse. He adelantado uno, pero hay más[2]. Es el Tánger de autores que, de una manera u otra, son autobiógrafos: así es Cohen y así son sus inspiradores y maestros tangerinos, sobre todo Vázquez y su personaje símbolo del Tánger de aquellos años: Juanita Narboni.   

De modo que Tánger sigue siendo hoy una referencia esencial y  significativa en la vida de Cohen,  y este hecho remonta a la niñez y se afianza en la primera juventud del mismo, de tal manera que ya de mayor se muestra capaz de distinguir a los auténticos tangerinos de los que no lo son. Él mismo se convierte en unos de los genuinos y auténticos tangerinos, de esos que saben sentir la ciudad, interiorizarla,  vivir el estado de ánimo tangerino, la sensación de vivir entre el sueño y la realidad   de una ciudad en una época mítica y mitificada. Por eso mismo, convoca la voz de  Eduaro Haro Teclen:

 

“Muchas veces pienso que Tánger era un estado de ánimo y que probablemente se instala en esa parte un poco fantasmal de la memoria, en la que algunas personas no sabemos distinguir lo que fue verdad de lo que fue mentira” (citado por Cohen, Introducción a Tributo a dos ciudades: Larache y Tánger, 2018: 20).

 

Su caracterización  de su propia vocación no puede ser más tangerina. Estoy ante una de las definiciones, genuinamente, más tangerinas que he escuchado en todo el tiempo que he estado fuera de esta ciudad: el verdadero tangerino no es el que habita la ciudad, sino es aquel que es habitado por la misma aun – y sobre todo- cuando vive fuera de ella: si bien el autor se pregunta “qué es uno sin su paisaje”, acaba reafirmando que “mientras viva Tánger seguirá habitándome” (Tánger: 2006: 55- 56).  Creo que esta definición es muy aplicable a este tangerino por vocación que hoy sueña con su querida ciudad desde la otra orilla del estrecho de Gibraltar, desde Algeciras: 

“El viento del Levante arrastra los recuerdos, los empuja desde la otra orilla, esa orilla tan nuestra tan próxima y tan lejana, la orilla africana. Son voces, jolgorios e imágenes inventadas por una memoria ya vieja y alejada en el tiempo y en el espacio. Son los ruidos de la infancia y de la primera juventud.” (Retrouvailles  à Tanger, 2018: 75). (La cursiva es del autor).

 

La idealización de Tánger en Cohen encuentra su origen en los años cincuenta del siglo pasado, en unas visitas familiares a una tía suya que vivía en esta ciudad. Cada quincena aproximadamente, acompañado de otras tías suyas, el niño León Cohen Mesonero visitaba  a su tía paterna Simy. Recuerda sus labios pintados de carmín, de donde le saca el apodo:

 

“Quizá por el cariño y la sonrisa  sempiterna de aquella tía a la que bauticé con el nombre de “Carmín” (por la intensidad del rojo de sus labios), la ciudad  me resultó agradable, pues en mi inocencia, como todos los niños suelen hacer, asociaba la ciudad con la hospitalidad de mi tía. Eran los años cincuenta: los del esplendor de Tánger.” (Tánger, 2006: 53).   

Este proceso de asociación de cualidades positivas de personas amadas y queridas por el niño con Tánger desemboca en la idealización temprana de esta ciudad. En este sentido, sobra recordar el lugar distinguido que ocupaba y ocupa el propio padre en el corazón de Cohen. La imagen del próspero mercader de contrabando en pleno apogeo económico del Tánger Internacional,  del perenne don Juan y del sempiterno “bonvivant” atraviesa muchos de sus relatos:

 

“Aquel joven contrabandista que caminaba con su traje de doble pecho, triunfante por el Boulevard Pasteur y por el Zoco Chico de la envidiada Tánger […] vivió una vida larga, sin enfermedades ni achaques, le faltaban dos meses para cumplir los ochenta – y parecía un hombre de setenta- cuando murió de un ataque de corazón […]. Se llamaba Jacob Cohen Levy -casi nada, Jacobi para los amigos y era mi padre. “ (2006: 23-24).  

           En la visión de León, la gallardía de Jacobi fue tal que el autor recurre a una de esas palabras o expresiones atestadas de tiempo marroquí, la sefardí de la haquitía, más expresiva y más acorde con el espíritu evocador,  propio del blanqueo de la memoria: Qué gial[3]. (Memoria Blanqueada, 2006: 17). Además, el proceso del blanqueo de la propia memoria tangerina, elaborado por  Cohen en su obra, tuvo  un efecto visible tanto en la plasmación de la imagen de su propio padre en sus aventuras tangerinas como en la consecuente  inclinación del autor por cierta imagen blanqueada de una ciudad que seguramente tenía sus encantos y sus desencantos.[4]

            La experiencia de franquear las aduanas de Asilah, las que separaban la zona internacional del protectorado español, de la mano de su padre, es también recordada con nostalgia.  Gracias a su padre, León disfrutaba en Tánger  de los pinchitos de  “Chez Elias” y las meriendas de “Café Paris”: (Tánger: 2006: 54). Estas visitas le dejaban un buen sabor de boca en el sentido literal de la expresión y también en el sentido de una memoria agradable del paladar, que no requiere blanqueo en ningún sentido para surgir hoy con fuerza embellecedora de los recuerdos del pasado.  

             Estos disfrutes en compañía de su admirado padre hacen que el niño León vaya idealizando a Tánger. Tanto es así que ir a Tánger era para él como un regalo  de fin de semana. Como muchos larachense,  los propios Cohen se sentían como pueblerinos en Tánger (Ibid). La ciudad había alcanzado niveles de desarrollo y prosperidad inalcanzables en las ciudades del protectorado español. A todo ello,  habrá que sumar la belleza cautivadora de sus parajes naturales.

            Más tarde, en los años sesenta,  por razones profesionales de su padre, su familia se instala en Tánger entre 1964 y 1968. Afirma Cohen en su texto denominado “Tánger”: 

“En esos cuatro o cinco años pude vivir experiencias que siempre llevo conmigo y que dejaron en mí una huella indeleble. […] Mi estancia en Tánger coincidió con el final de la adolescencia, allí  conocí mis primeras relaciones adultas. De los amigos de juegos infantiles pasé  a los amigos de las tertulias intelectuales y políticas” (Tánger, 2006: 54-55).

           

Cabe señalar aquí, siguiendo los datos aducidos por el autor en su Memoria blanqueada: relatos y retratos sefardíes del norte de Marruecos (2006), algunos aspectos que marcan esta fase de evolución en la vida de Cohen. El primero se relaciona con la situación de la ciudad como espacio propicio para el desarrollo intelectual, filosófico y literario; el segundo tiene que ver con  la toma de conciencia política, la apertura al espíritu rebelde y revolucionario izquierdista  que se respiraba en la ciudad en vísperas del mayo francés de 1968. El joven Cohen era estudiante del Liceo Regnault y no estaba ajeno al espíritu revolucionario juvenil y estudiantil de esa época:

“Descubrí a Camus, a Sartre, a Kierkegard a Dostoievsky, gracias a la biblioteca francesa, adonde acudía muchas tardes del suave otoño tangerino, y a la librairie de Colonnes; Fue un periodo corto pero intenso, donde las cabezas se movían, algo se fraguaba, fueron los años anteriores al mayo francés.” (Tánger, 2006: 55)              

 

En el relato La banda del Koah, Tánger 1965-1968, (2018: 67) habla de sus amistades tangerinas y se refiere a sus discusiones sobre Camus y Sartre, entre otros.  Son los años del compromiso político de esas grandes figuras de la literatura universal, citados por el autor, y entre cultura, literatura y política las fronteras eran borrosas. Asimismo, el mundo de las letras hispánicas  bailaba al son del ritmo cubano que traducía  la Revolución al castellano: El Che Guevara fue transformado en mito y símbolo revolucionario por parte de los movimientos juveniles  estudiantiles y por sindicatos obreros de muchos países occidentales; Tánger no estaba al abrigo de esos aires reivindicadores.

            La citada librería de Colonnes es referida por Cohen “como templo de la cultura, que, en tiempos, fue además un círculo  de reuniones de republicanos y antifranquistas” (Librairie de Colonnes,  2018: 85-86). Ilustres de la pluma y la política frecuentaban de modo asiduo la librería. Cohen cita a algunos como Eduardo Haro Tecleen, Ángel Vásquez y José Marmolejo. Queda claro que los espacios públicos tangerinos de la época remitían a Cohen al mundo de las letras, de los ideales revolucionarios y del compromiso político de intelectuales y literatos.

            En resumen, el muy joven Cohen se sintió muy a gusto en medio de este mundo tangerino recién descubierto: diversión en fiestas nocturnas, práctica del deporte que más le gustaba, el futbol. Además, compaginaba armónicamente todo esto con sus estudios, y  sus relaciones con sus compañeros y profesores de colegio. Cohen recalca que:      

“Sorprendentemente, también fueron los años en que practiqué mi deporte favorito, el futbol, en el Souani o en el Marchan (…) Todo coincidía, era un alumno brillante en clase, era un excelente futbolista, había caído de pie. Por ende, trabé amistad con tangerinos de pro como Picho, Poho, Marmolejo, Azkienzov, Saporta […].” (Tánger, 2006:55).

 

 Razones suficientes tiene Cohen hoy para enorgullecerse de haber estado en sus ayeres tangerinos en el lado correcto de la historia, no sólo por haberse amigado  con personas de provecho sino también por haber conocido y admirado a personajes progresistas en un mundo limítrofe con la dictadura franquista. La conciencia política de Cohen favorable a los oprimidos, silenciados, exiliados y descamisados empezó a forjarse precisamente en esos años  en Tánger.  

 Esta  satisfacción feliz que experimentó el joven Cohen en sus años tangerinos hizo que hoy el autor, ya en plena madurez, recompensara la cuidad con muchos tributos que son esos textos que recuerdan la grandeza de la misma en aquellos maravillosos años sesenta del siglo veinte, aunque aquel Tánger  esplendoroso iniciaba entonces su propia decadencia.

            El autor, en esos mismos textos que memorizan sus amistades en esa época de su vida, nos anticipa un tema recurrente en sus relatos: la diáspora de los tangerinos.  Ejemplo de ello es la de la banda del Koah:

 “Al final como el tiempo ha demostrado, todos tomamos direcciones distintas, todos vivimos hoy en países y ciudades diferentes sólo nos unen y permanecen los recuerdos imborrables de aquellos días de vino, de juventud y de rosas Hoy no sabría decir con precisión si aquellos años teníamos el norte perdido o si lo perdimos más tarde al abandonar Tánger.” (La banda del Koah, 2018: 68).

            Es una imagen a pequeña escala de la dispersión de los tangerinos genuinos,  “los último  internacionales” de Tánger entre los que incluso se encontraban algunos nacionales; aunque eso de nacional no cabe en la terminología coheniana. Para Cohen, ser tangerino es descreer de las fronteras étnicas, culturales, lingüísticas y sobre todo nacionales:

“Ni marroquíes, ni españoles, ni franceses, ni tampoco ingleses aunque nos sintamos un poquito de todo y de todos. Poliglotas... y sobre todo mestizos culturales, hoy estamos esparcidos por el mundo, por todas las patrias y por todas las religiones, pero a ninguna pertenecemos porque no podemos evitar ser fundamentalmente tangerinos y eso quería decir todo y de todo un poco (…) No me siento de ningún lugar, soy un apátrida sin patria definida, ya que ninguna colma mis aspiraciones como hijo de todas que fui, cuando fui tangerino.”   (Calle Goya, 2018:100).   

 

No sé si sería adecuado hablar de sentimiento de culpabilidad por  haber dejado la ciudad a su suerte, por haberla abandonado. Expresiones de abandono y dispersión se repiten en muchos de sus relatos. Quizá en  el caso de Cohen  dicho sentimiento sea inapreciable, desapercibido y recóndito  ya que la intención del autor es crear, en un solemne gesto de agradecimiento, una imagen alegre de Tánger, la que trasciende el pesimismo del autor de La vida Perra de Juanita Narboni y el resentimiento de Tiempo de los errores de Choukri ( Librairie de Colonnes: 91-94).

 A pesar de ello,  un sentimiento triste se deja sentir en  los relatos que hablan de sus vueltas a la ciudad, ubicadas ya en el tercer milenio. El dolor del exilio de muchos tangerinos atraviesa casi todos los escritos analizados en este trabajo. Recordemos la expresión usada por Sol Bensusan en su Carta a Juanita Narboni: “nuestra suma de melancolías ha traspasado los mares y las montañas”  (2006:20). Así, al terminar una de sus visitas a Tánger  y desde el barco que le lleva de regreso a Algeciras, Cohen contempla la ciudad en su anchura costera  y nos espeta:

 

“Es entonces,  cuando acuden a mí  las palabras de  mi amiga italiana. Mientras caminábamos por la Calle Juana de Arco, después de cenar, me espetó como si la necesidad la urgiera, como si necesitara afirmarlo y afirmarse, que Tánger era el único lugar donde se sentía ella misma. Esa frase despertó en mí un sentimiento solidario y me emocionó.” (Retrouvailles à Tanger: 2018: 74).  

Asimismo, este sentimiento es descrito en la segunda parte del relato Encuentro en Tánger, titulado Francesca:

 

“Recuerdo sobre todo su mirada triste, vacía ausente, que parecía recorrer todo su pasado, como si se preguntara una vez más por qué tuvo que abandonar su tierra. Había cierta amargura y desolación en esa constatación.[…]Cuando me despedí de ella, comprendí mucho mejor lo que Tánger significó para todos los tangerinos y el dolor profundo e irremediable del exilio.” (109).

Es cierto que las vueltas de Cohen a la ciudad,  descritas  en los relatos citados aquí, son motivadas  por la búsqueda de la propia identidad que es esa esencia tangerina, pero no menos ciertos es que dichas vueltas también sirven para estimular el apetito escritural del autor en pos de restituir el daño causado a su amada Tánger. Existe cierta herida sin cicatrizar, hay cierta necesidad de reparar el agravio del abandono. Agradecerle a esa “gran dama”,  la patria madre de todas la patrias en el sentido coheniano, por su agradable acogida durante aquellos años.   De allí que el blanqueo de la memoria tangerina sea una manera de rendir tributo a una leyenda en todas  las medidas: la de la convivencia, la de la tolerancia, la de la diversión y de la diversificación. 

En resumen, la dispersión de los tangerinos por el mundo durante esta  época de los años sesenta ha privado a la ciudad de sus habitantes más genuinos, de  esos hacedores de aquel Tánger esplendorosamente universal y cosmopolita. Por eso,  el Tánger  que conoció Cohen fue el de un esplendor decadente, incluso cuando persistían todavía vestigios de una internacionalidad oficiosa, que se resumía en la permanencia de nombres y familias de otras nacionalidades.  

 

BIBLIOGRAFIA:

-BENDAHAN  COHEN, Esther: Tetuán. Antequera: Confluencias,  2006

-COHEN  MESONERO, León, Carta a Juanita Narboni en Memoria Blanqueada Relatos y retratos sefardíes del Norte de Marruecos, Madrid: Hebraica Ediciones, 2006, 17-20.

 --------------- Tánger en Memoria Blanqueada Relatos y retratos sefardíes del Norte de Marruecos. Madrid: Hebraica Ediciones, 2006, 53-56.

------------  Encuentro en Tánger en Tributo a dos ciudades: Larache y Tánger.  Roquetas del Mar:Editorial Círculo Rojo, 2018, 105- 111.

-------------  Introducción a  Tributo a dos ciudades: Larache y Tánger.  Roquetas del Mar: Editorial Círculo Rojo, 2018, 17-22.

-------------  La banda del Koah en  Tributo a dos ciudades: Larache y Tánger.  Roquetas del Mar: Editorial Círculo Rojo, 2018,  67-68.

-------------- La calle Goya, en Tributo a dos ciudades: Larache y Tánger.  Roquetas del Mar: Editorial Círculo Rojo, 2018, 97-104.

________ La librairie des Colonnes, Tributo a dos ciudades: Larache y Tánger.  Roquetas del Mar: Editorial Círculo Rojo, 2018,  85-95.

--------------- Retrouvailles à Tanger, Tributo a dos ciudades: Larache y Tánger.  Roquetas del Mar: Editorial Círculo Rojo, 2018, 73-75.

-Diccionario de la Real Academia Española,  https://dle.rae.es/?id=bzINevX, fecha de consulta: 20 de julio 2018.

 



[1] En boca de su alter ego femenino Sol Bensusan contesta a una pregunta del personaje de Ángel Vásquez, Juanita Narboni,   sobre la influencia de la ciudad de Tánger en la misma: “No sé si hablar de revelación sería apropiado, por la connotación religiosa que encierra esa palabra, pero algo de eso hubo.” (Encuentro en Tánger, 2018:110).

[2] En su relato Carta a Juanita Narboni,   el autor,  a través  de su alter ego femenino,  lamenta el cambio que ha sufrido la ciudad. En otro  titulado Tánger afirma que a pesar del cambio, “el Tánger de siempre surge y emerge de nuevo como el ídolo de barro  que el mar no consigue engullir” (73). Luego añade en el mismo relato que “Esta ciudad que fue abandonada y dejada a su suerte por sus habitantes más genuinos, recobra hoy su esplendor nunca del todo perdido, desafía al futuro y pisa con paso firme un presente esperanzado.” (74).   En  el relato Calle Goya, el narrador afirma que el señor C., otro alter ego del autor, “pudo comprobar por fin, que aunque nada había cambiado, ya nada era igual”.  Luego se auto responde con una pregunta retórica, de la que se sobreentiende que el cambio se registra en otras aspectos no siempre físicos o materiales: “¿No es  la vida ese proceso continuo, dinámico y renovador, donde unas personas son sustituidas por otras, donde una época sucede a otra y una civilización reemplaza la anterior y así hasta el final de los tiempos? (103).     

[3] “Bajo el título Palabras atestadas de tiempo” (Tetuán, 2016: 89-106), Esther Bendahan habla de las características de las expresiones  y palabras de esta lengua de los sefardíes del norte de Marruecos utilizando calificaciones como cariñosa, melosa y dulcificante.  Al calificarlas de atestadas del tiempo se refiere a que es un lenguaje  que remite a las experiencias sefardíes marroquíes y las evoca. La autora afirma: “Jial se dice de alguien atractivo. Entre Chicas (…) cuando se acerca un joven o un hombre atractivo decimos qué jial… es inocente, no busca más que esa complicidad, casi infantil, entre quienes la decimos y que nos remite a otro tiempo y a otro lugar” (ibid, 101). Me limito a esa explicación y no aduzca las otras explicaciones basadas en  el origen  etimológico árabe-marroquí de la palabra: imaginación, silueta proyectada, etc.  Cabe señalar, en este sentido, que la expresión pertenece a la carta que el alter ego femenino del autor Sol Bensusan. dirige a Juanita Narboni, también alter ego femenino de Ángel Vásquez.  

[4] Dice Cohen que “blanquear la memoria es retocar los recuerdos para que los personajes recreados, sobre todo cuando han desaparecido, aparezcan con más virtudes que defectos.” (2006: 9). Luego añade: “Todos tenemos tendencia a sublimar y de algún modo a tergiversar nuestro pasado, es lo que yo denomino “blanquear la memoria”, sin embargo y pese a todo: ¿Cómo olvidar aquellos años mágicos, aquella ciudad encantada”  (Tánger, 2006: 55-56). 

            

Carta de un ciudadano corriente

  "Yo soy un hombre que ha salido de su casa por el camino, sin objeto, con la chaqueta puesta al hombro, al amanecer, cuando los gallo...