A mi nieto Alejandro: 5 años
Chico, te dije que no crecieras,
Que
te quedaras anclado
En
tu metro menos cinco,
En
pasos titubeantes,
En
palabras incompletas.
Chico,
mira que yo te lo dije,
Y
hoy que los años pasaron
Y que no me has hecho caso,
Hoy
me resigno de nuevo
Ante
el invencible Tiempo,
Que
a ti te hace crecer
Y
a mí me convierte en viejo.
Quiero
hacerte conocer
Que
cuando te dije eso,
Era
porque yo quería
Tenerte
chico a mi lado,
Con tu metro menos cinco
Y hacerle una burla al Tiempo.
Trujillo a 28-12-2002
Ergo Sum 2
A los cincuenta
años me siguen gustando las quinceañeras con medias de lana hasta la rodilla y
con faldas plisadas.
y
Sofía Loren todavía.
A los cincuenta
años pienso como a los veinte, que Marx tenía razón aunque no me gusten ni
Stalin ni Fidel... ni tampoco Rockefeller.
A los cincuenta
años me sigue engatusando el pliegue de
tu boca amiga,
y la tertulia,
sobre todo con tinto y unos amigos.
A los cincuenta
sigo leyendo a Camus como a los veinte,
y adoro a Brel y
su “ Plat Pays qui est le mien “.
A los cincuenta
años remedo a Blas de Otero, el poeta de la inmensa mayoría,
y me llegan al
alma algunos versos de poetas anónimos
como Antonio Sánchez Campos,
y Rovira... y
Mario Benedetti.
A los cincuenta
años creo como a los veinte, que la amistad es más espesa y valiosa que la
sangre,
y que puede
existir en este mundo, incluso.
A los cincuenta
años me sigue seduciendo la textura de
tus caderas,
y me inclino ante
la invitación que me proponen tus piernas cruzadas.
A los cincuenta
años sé como a los veinte, que un charco no es un río, que el mar no es infinito,
y también sé, por
fin, que pertenezco al grupo de los mayores, que soy también los otros,
esos, que si no
mueren hoy, podría ser mañana o
cualquier día.
De mi libro Cabos Sueltos Librosenred 2004
Luna : Tres años
Sin las rosas de Ronsard,
con los dioses en su Olimpo.
Sin las fuentes ni las lunas
de Machado y Federico...
Para llenar esta hoja,
hablaré de tu sonrisa,
de lo negro de tus ojos,
de tu mirada clarísima,
de consonantes que bailan
en tus palabras torcidas,
de tu cara de bufón
cuando los grandes te miran...
Hablando de ti estaría
para llenar esta hoja,
hablando de ti, mi hija.
De mi libro Cartas y Cortos. Hebraica ediciones 2011
¿Oyen los muertos lo
que los vivos dicen luego de ellos? Luis Cernuda.
¿Qué dirán de mí
cuando yo haya muerto?
Que era buena
persona, bueno, un poco más, algo menos.
Que era muy serio,
bueno, a lo mejor o a lo peor.
Que era un tipo
honesto, tengo mis dudas, al menos, no lo que hubiera querido.
Que era inteligente,
quizás, también trabajé lo mío, eso nunca se sabe.
Que podría haber sido
buen escritor, no sé, escritor ocasional, de momentos
felices, nada más,
nada menos.
Cuando yo haya
muerto, porque no estaré muerto (nadie está demasiado
tiempo muerto),
no diré nada, será lo
peor.
No poder defenderme,
no poder opinar, no poder escribir,
no poder ni siquiera
callarme (con lo que yo amaba mis silencios).
Ellos, los otros, lo
dirán todo por ti.
Incluso pensarán por
ti.
Dirán lo que te
gustaba y lo que no.
Pero no podrán mirar
el mar con tus ojos,
a menos que te lean y
te imaginen.
No podrán mirar a esa
mujer desde el fondo del alma,
ni abrazar a tus
nietos con tu ternura,
ni podrán
estremecerse a tu manera, escuchando un tango o una bella canción
de Jacques Brel o de
Bécaud,
ni podrán leer a
Benedetti o a Salinas o a Prévert con la complicidad que tú lo
hacías.
Pero deja que digan,
tus amigos y tus enemigos,
Que digan lo que
quieran, que hablen, que adjetiven,
que maldigan (que
digan mal),
No lo olvides, tú
serás el muerto, es decir... ¡Nada!
De mi
libro Cartas y Cortos. Hebraica ediciones 2011.
Platero es como un niño
feliz. Sonríe y mira fijamente, su mirada confunde y enternece a su dueño.
Platero sueña un mundo sin
límites ni fronteras, un mundo sin mentiras, ni siquiera piadosas.
Platero es un poeta con
orejas extremas.
Platero bebe la vida a sorbos, a trocitos de tiempo.
El mundo le parece un
prodigio imponente.
Los hombres se le antojan demonios insensatos.
Expulsado del Paraíso, Adán no ha perdonado. Se siente condenado por un dios sin piedad.
Adán no tiene
amigos, es envidioso, voluble, tramposo, avaro e ignorante, entre otras muchas
cosas.
Platero se compadece de él
y perdona a este hijo de hombre perdido
en su naturaleza.
Platero se estremece,
Platero llora, son lágrimas de placer. El que le produce la contemplación de un
amanecer que encierra toda la belleza del mundo.
De mi libro Cartas y Cortos. Hebraica ediciones 2011.
ANDALUCÍA
: Historia, Verbo, Arte.
A
ndalucía, romana, cristiana, árabe, judía...¡ enorme !
N
oble, por tu historia : ¡ Córdoba, Granada !
D
oncella dulce : ¡ Medina Azahara !
Dinámica, dinamita :¡Casas Viejas!
A
morosa, amante : ¡ Federico, Machado !
L
iberal y libertaria : ¡Cádiz,
Salvoechea, Infante !
U
nica y variopinta : ¡ Maimónides, Abderrahman, Velázquez !
C
antora profunda ( jonda ) : ¡ Manuel
Torre, Pastora Pavón !
I ngenua, insolente, impotente : ¡ Tus
jornaleros, tus señoritos !
A
ndalucía, judía, árabe, cristiana, romana... ¡ Enorme !
Escribiré un poema
para ti únicamente,
Que no hable de mi inconmensurable amor (libre o encadenado),
Que no hable del
terror a perderte, no por quedarme solo,
Sino por no poder
compartir la vida contigo.
Escribiré un
poema para ti únicamente,
Que no intente
afirmar cuanto te quiero,
Que no se oculte
bajo palabras huecas de contenido,
Que no necesite repetir mi cariño constantemente, como una
letanía.
Escribiré un poema
para ti únicamente,
Donde no quepan la lluvia ni los astros,
Donde no quede lugar para el recuerdo,
Donde no caminemos
juntos abrazados, por callejas sin
nombre.
Escribiré un poema para ti
únicamente,
Únicamente un poema,
Únicamente escribiré para
ti.
Únicamente … amor mío.
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