Blog de León Cohen Mesonero

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miércoles, 13 de enero de 2021

CABOS SUELTOS 7

 

Es en el camino donde se padece pero también donde el goce alcanza su máxima intensidad.

El cobarde es aquél que se sumerge en el rebaño y  somete su independencia y su criterio al poder,  por miedo a perder sus privilegios.

El cobarde es aquél que guarda su dignidad bajo el tacón de su zapato para beneficiarse del poder.

 A veces conviene dejar un hueco entre las palabras para el recuerdo.

Por muy buenos que sean, los francotiradores acaban siendo abatidos.

Las palabras incontroladas rebotan contra paredes invisibles y sorprendentemente toman la dirección no deseada.

Ellos, los envidiosos, los gregarios, esos pequeños y asquerosos escarabajos, quisieran que fueras feo y bajito, pero además dócil e ignorante,  así desde su miserable altura,  ellos podrían compadecerse de ti.

Los recuerdos cobran importancia a medida que nuestra vida es más un camino recorrido que por recorrer.

Un poema es un filtro que une sensibilidades.

Herir la sensibilidad de otro es como clavar puñales en un colchón de lana, no se clavan pero lo destrozan.

Somos un paréntesis  infinitamente pequeño en el discurrir de un tiempo infinito.

Vivir es envejecer. No podría ser de otra manera. Envejecer es coleccionar recuerdos y momentos compartidos con otros, con esos seres que por pura casualidad nos pertenecieron y a los que  pertenecimos. Esos seres que nos habitan y nos visitan por y para siempre. La ventaja de los viejos es que poseen todas las edades. En ellos conviven la niñez, la adolescencia, la juventud, la madurez y la propia vejez. Todos somos realmente lo que ha sido nuestro pasado. El pasado de cada uno es el labrador del presente. Por eso,  creo que se puede seguir siendo bello en todos los sentidos (por fuera y por dentro)  hasta que empieza la verdadera decrepitud. Llegado ese momento, uno debiera haber aprendido a dejar su hueco para que otro lo ocupe,  sin amargura y sin miedo. También,  creo que la suerte ha de acompañarnos para alcanzar ese tiempo de despedida.

 

El silencio : Los silencios, a medida que se hacen más largos y profundos, van amontonando palabras y pequeños discursos. A veces reconstruyen y escudriñan el pasado, desmenuzándolo en un análisis subjetivo que encuentra siempre las respuestas buscadas, porque éstas son la base misma de su existencia. ¿ Quién podría mantener rota la comunicación si no estuviera seguro de sus razones ?

A lo largo del silencio, el amor, el odio y al esperanza se entremezclan, afluyen y desaparecen, pudiendo ocurrir que al final del silencio, cuando éste se pierde en la nada, los sentimientos queden diluidos como cuando los ríos abrazan al mar.

Una vez establecido, el silencio puede incluso recrear un amor y sublimarlo. Todo sentimiento es recreación propia, fantasía e invento.  Las palabras son las barreras que inventamos para confundir a los demás. ¿ Quién no preferiría la ternura de un abrazo o la de una mirada a la más bella profesión de amor expresada en palabras ?

Sucede a veces que el silencio necesita negarse, entonces como ahora se revela en palabras escritas. Parece, sólo parece,  que el silencio se rompe, que el silencio muere. Conviene recordar que hay ríos que se ocultan  para reaparecer inopinadamente y desaparecer luego sumergidos en las entrañas de la tierra.

                            De mi libro CABOS SUELTOS. Librosenred 2004.


 

 

 

 

 

 


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