Blog de León Cohen Mesonero

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domingo, 11 de junio de 2023

TIEMPOS DE POESÍA

 

Tiempos de Poesía

Corría el año 1968, yo era un joven, muy joven, recién llegado a un pequeño pueblo de nombre Algeciras. Mis inquietudes literarias y políticas habían empezado unos años antes en Tánger, con el descubrimiento de Albert Camus, JP Sartre, Walt Whitman o Dostoievsky, entre los más destacados. También descubrí al Che y su revolución imposible. En el 68, ya en Algeciras, me metí en ACA, histórico cineclub donde proyectaban películas como Fresas Salvajes, pero sobre todo donde se reunían un grupo de personas con inquietudes bárbaras, que diría Luis García Montero. Por casualidades probablemente buscadas, conocí a gentes como Luis Carlos Gutierrez Alonso (artista polifacético), Julio Ortega Silva (poeta grande y tímido del que conservo para siempre un verso en mi memoria: “Pero sigo teniendo un hombro a tu medida”),  Fernández Mota, ( el poeta de las madres de mayo) Daniel Florido, Gabriel D'Anzur ( el niño que jugaba con una pelota) , Nani Morante o Sánchez Campos. Asistí de hecho a las reuniones primeras de lo que luego fraguaría en la revista de poesía Bahía. Una noche estuve incluso en una juerga poética con un desconocido Juan de Loxa.

Este es o pretende ser un homenaje a un tiempo y a unos personajes que formaron parte del paisaje de un pueblo con menos colorido y con menos prosperidad que el actual, pero más cercano al corazón de sus gentes.  También es un homenaje a un poeta del que siempre me sentí un lector cómplice.

Nocturno Gris. A. Sánchez Campos 1971





Nunca pude compartir un vino en la Bodega Bahía  con Sánchez Campos como hubiera sido mi deseo, pero puedo recordar su voz cascada por el tabaco y por el tiempo y su risa socarrona dirigiéndose a alguien de un grupo del que yo formaba parte. También puedo recordarlo en una esquina de la Plaza Alta, con su chaqueta de cheviot, dirigiéndose a su interlocutor en tono amigable. Son escenas que la memoria selecciona de manera caprichosa. Sólo tengo de él pues estos retazos, su imagen algo encorvada y su mirada limpia oculta tras unas gafas turbias. Hablar hoy del hombre y de sus versos es una manera de recuperarlo y de revivirlo. Es el milagro de los homenajes, el personaje llena con su ausencia-presencia el lugar y nos habla de nuevo.

Podría haber recabado mucha más información  sobre su persona de gentes que lo trataron y lo quisieron, pero prefiero imaginarlo a través de  sus versos. Prefiero inventar al personaje a través de sus versos y de mi imaginación.

El libro empieza con una Declaración de principios: Poema del epilogo- prologo. Destacar el verso:

 Llevo limpia de arenas la mirada.

Versos impregnados de soledad :

Esclavo de mí mismo paseo por las calles sorbiendo las esquinas.

Hay un silencio sangrando en esta soledad que me reduce.

Solo, eternamente solo como un grito arrancado del silencio.

¿Hasta cuando estará vivo el silencio que me guardo en los sótanos del alma?

Puedo intuir un cierto mal genio, reflejo de la rebeldía contenida de alguien en quien la capacidad de amar es tan enorme que se siente defraudado por la escasez reinante.

Rebeldía:

Sigue el tiempo su curso y nada llega a quitarnos las cárceles fantasmas que nos cercan el alma con los mitos impuestos por las leyes del más fuerte.

 Y lo imagino solo, caminando por su noche mientras aspira el humo de un  cigarro o sentado en la mesa de un bar adobando sus versos nacidos desde las profundidades de un alma efervescente entre el vino y el humo.  

Amante de la noche : 

El reluciente asfalto es un espejo negro que refleja las ojeras moradas de la noche.

 La noche tiene un aire de complicidad en sus entrañas.

Su pacto con el vino:

Neurastenia en el vino que fabrica ilusiones a su modo y solo es el verdugo de las horas.

Es la amargura inundando la sangre, la amargura. Y no tener algo de dinero para ahogarla en vino.

 Enamorado del amor:

Quiero robarle al aire ese contacto que toma de tus labios cada día.

¡Ah! Y la sombra invisible de tus venas colgada en mi garganta.

Este seguir viviendo la dolencia  inmaterial del beso no olvidado.

En efecto si quiero no me acuerdo de que siempre serás la eterna ausente.

Ver las noches pasar en la impotencia por no tener tu límite a mi lado.

Es ir muriendo un poco cada día al saber que la suerte me depara la soledad de dos en compañía.

Antonio descansa en paz, pues tus versos seguirán teniendo energía suficiente para escapar del papel e instalarse en el corazón de tus lectores.


                                                                        León Cohen

                                                                              2009

👉Publicado en Campo de Gibraltar siglo XXI 19-06-2023

 

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