Blog de León Cohen Mesonero

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miércoles, 30 de diciembre de 2020

EL GUARDA DE LA SINAGOGA

 

El guarda de la sinagoga

 

 El joven larachense me contaba emocionado aquella pequeña historia que vivió de niño. Fue en la Calle Real, una calle emblemática para cualquier larachense. En la azotea de la  Sinagoga de Pariente vivía un guarda, un judío de cierta edad, que al ser discapacitado, no podía bajar o subir las escaleras como lo haría cualquier joven en buena forma. El contador, a la sazón un niño, jugaba con sus amigos cerca del templo judío, y mientras jugaban, solía ocurrir que desde la azotea veían  bajar una cestita de mimbre atada a una cuerda: era el guarda que necesitaba que le hicieran algún recado. Todos acudían al instante y desde arriba, el hombre mayor les indicaba lo que quería. Una vez hecho el recado, ponían los mandados en la cesta y para arriba. Con la emoción del recuerdo aflorando con mayor intensidad según avanzaba en su relato, el joven larachense me contó como de vez en cuando la cesta bajaba y el hombre no estaba en la azotea, sin embargo,  todos los niños se acercaban a ella, porque sabían que la cesta bajaba llena de “chucherías” para ellos. Era la forma que aquel hombre entrañable tenía de agradecerles el favor que le hacían.

De repente,  el contador se puso más serio y con gran solemnidad me explicó que su padre siempre le había aleccionado sobre la importancia que para el Islam, religión de paz y de concordia, tenían  las buenas relaciones y el respeto con los vecinos, fueran estos musulmanes,  judíos o cristianos.

 Esta bella  historia de tolerancia y de convivencia, me la contó hace un par de meses en Larache un joven al que no he de olvidar. Es una historia que enaltece al ser humano y  que nos acerca un poco más a todos como ciudadanos de un  único mundo, nuestra Tierra.

                                           De mi libro Cartas y Cortos  Editorial Hebraica 2011

 

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