Blog de León Cohen Mesonero

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viernes, 15 de enero de 2021

ENCUENTROS EN EL JARDÍN VIRTUAL por León Cohen y Jerónimo Cabillas

“El escritor León Cohen Mesonero nos ofrece una nueva publicación titulada “Encuentros en el jardín virtual.”. Con esta obra una vez más nuestro autor nos sorprende con su creatividad reflexiva y su libre pensamiento. Con citas de J.P. Sartre: “L´enfer c´est les autres “ o bien de Voltaire, Oscar Wilde, Jorge Luis Borges o Demófilo, sin dejar de tener en cuenta las del propio autor; todas ellas aportan sabiduría y abren la ventana de la creatividad al texto que comentamos, siendo punto de partida para las reflexiones que nuestro autor León Cohen (El Alquimista) y Jerónimo Cabillas (Aladino) aportan a la obra en cuestión y entre realidad, convicciones e imaginación tejen un sugestivo diálogo donde se sustentan experiencias y actitudes ante la vida. Así van concurriendo los diferentes puntos de vista, ante el enfoque de un tema que deriva en premisas compartidas o cuestionadas por el Alquimista o por Aladino. El primero centra sus derivaciones desde una visión intelectual, y Aladino recoge el tema desde un enfoque realista. De esta forma en los diferentes apartados uno y otro, van tomando la palabra, muchas veces coincidiendo y en otras, las divergencias se hacen patentes, pero siempre con un mutuo entendimiento, donde los posicionamientos encuentran nexos y jamás grandes desacuerdos. Quizás esta forma de proceder sea un enfoque necesario para llegar a establecer acuerdos.” Paloma F. Gomá 


A nuestra edad 

“Ayer tuve un sueño: Soñaba que cabalgaba a lomos del tiempo.” L.Cohen 

“Sé que somos la suma de instantes sucesivos que el tiempo no destruye” José Hierro 

El Alquimista. A nuestra edad, repasamos nuestra vida con cierta frecuencia, y en ese repaso descubrimos hechos que justifican nuestra forma de ser, pues en verdad, somos mucho más nosotros por lo que hemos vivido que por lo heredado genéticamente. Somos en definitiva, la suma de las influencias que los demás han dejado en nosotros. En mi trayectoria vital se mezclaron, rupturas naturales, paso de la infancia a la adolescencia o de la adolescencia a la edad adulta, con rupturas externas que hicieron a aquellas más difíciles si cabe. Todas esas experiencias y otras van puliendo y conformando lo que uno va deviniendo y en lo que uno acaba convirtiéndose. El hombre sabe sobrevivir. Al final, puedo decir sin temor a equivocarme, que he tenido en mi vida, como la mayoría de nosotros, importantes influencias de otras personalidades que han ido dejando en mí su poso. He aprendido de ellos observándolos actuar o hablar, he aprendido de sus silencios, de su generosidad, de su prudencia o de su discreción. He sido un alumno dispuesto a aprender y muy permeable, lo sigo siendo. Quizás pueda parecer, hoy en día, una actitud ingenua, pero siempre en mí anidó la voluntad inquebrantable de ser mejor persona cada día de mi vida, de ser mejor profesional, mejor todo, que en nada se parece a tratar de ser el mejor. Por todo lo expuesto, un día, ha tiempo, escribí: “Vivir es envejecer. No podría ser de otra manera. Envejecer es coleccionar recuerdos y momentos compartidos con otros, con esos seres que por pura casualidad nos pertenecieron y a los que pertenecimos. Esos seres que nos habitan y nos visitan por y para siempre. La ventaja de los viejos es que poseen todas las edades. En ellos conviven la niñez, la adolescencia, la juventud, la madurez y la propia vejez. Todos somos realmente lo que ha sido nuestro pasado. El pasado de cada uno es el labrador del presente. Por eso, creo que se puede seguir siendo bello en todos los sentidos (por fuera y por dentro) hasta que empieza la verdadera decrepitud. Llegado ese momento, uno debiera haber aprendido a dejar su hueco para que otro lo ocupe, sin amargura y sin miedo. También, creo que la suerte ha de acompañarnos para alcanzar ese tiempo de despedida”. Hemos llegado al jardín de los vejetes sin demasiados achaques. Es cierto que la vida nos ha dado algún que otro coletazo pero hemos sabido superarlo. Sobre todo hemos aprendido a interpretar la realidad, que no es otra cosa que conocer al de enfrente y a nuestro entorno. Eso es algo importante. Yo me acuerdo de aquel joven que yo era y de algunas cosas que hacía y creía y me digo: ¡Qué ingenuo! Valorar las cosas y a los demás en su justo término, apreciar al que viene por derecho, poseer empatía, reconocer al aprovechado, saber quiénes son los tuyos, no empalagarse con los éxitos propios, saber mantenerse al margen, saber callar a tiempo, dejar la soberbia en un rincón oscuro, controlar el silencio, reconducir la euforia por caminos placenteros, hacer lo imposible para no ofender, dar lo que se puede y cuando se puede o no se puede... No está mal, no está mal. 

Aladino. A nuestra edad tenemos la capacidad, o deberíamos tenerla ya, de distinguir el material del que están hechas muchas cosas: La mentira está mal constituida, no se mantiene, se cae sola o se tambalea, hay que hacer algún esfuerzo para aceptarla y mantenerla con validez. En realidad pienso que nadie puede engañarnos, es nuestra decisión de creer o no creer las cosas que nos cuentan, pero el tufillo de cada situación nos da todos los datos necesarios, generalmente. La verdad mira de frente, no parpadea ni se lleva la mano para cubrir la boca al hablar, es 54 fácil de entender, no tiene entresijos, tiene todos sus puntos fijos a la lógica, una lógica sencilla y simple. No hace falta esfuerzo, simplemente “es”. Es comprensible fácilmente. Es el gesto del que habla, lo que no dice, eso es lo que contiene lo que interesa saber, déjalo hablar, observa sin interrumpir, verás los huecos inconsistentes en pocos minutos. Tú y yo no nos habíamos visto en muchos años ¡Vaya Vd. a saber en la clase de elemento que se puede haber convertido aquel jovenzuelo atrevido! Yo estaba casi seguro de la clase de persona que encontraría y no me equivoqué. Yo suelo “redimirme” ahora en verano dos veces al día: cuando me despierto repleto de un buen descanso, no siento ni frío ni calor, me siento como en un “útero materno” y lo alargo un rato, sin prisas... luego sobre las nueve de la noche una buena ducha fresquita y a tomar unos tintillos a la terraza. Ahora hace una luna preciosa, ya ha empezado a ser menguante. 

Nostalgia 

“¿Cómo asir este tiempo lineal que cual humo se escapa, nos rehuye, este tiempo que es nuestra vida , que a lo mejor ni existe?” L.Cohen

 El Alquimista. Amigo Aladino: Los círculos acaban cerrándose. Ayer, recibí esta foto del amigo que está a mi lado, fue en Tánger un 21-07-1967. Mi amigo es un francés que jugaba al fútbol y estudiaba conmigo. Curioso que cuarenta y tres después, reciba esta foto que me retrotrae a mi primera juventud Al vernos, tan jóvenes, tan perfectos, no pude evitar sentir escalofríos. Me pregunté incluso, sí daría algo por volver a ser aquel jovenzuelo. No lo sé. Nunca podremos escapar de lo que un día fuimos. 

Aladino. Si yo tuviera la oportunidad de volver a tener algunos años, muchos o pocos, sin duda la rechazaría, claro ahora tenemos barriguita, canas, algo de mala leche, pero hay algo que le arrancamos a la vida: Lo que somos, lo que hoy somos, lo que pensamos, lo que somos capaces de comprender ahora, El Domingo almorcé con Claudia, mi hija mayor y con Hugo, mi nieto. Después de la comida fuimos a un parque infantil para que Hugo, 6 años, desfogara una “mijita” de testosterona, joder, estaba “imparable”. Charlando con Claudia, me salió una frase curiosa: “Soy la persona que siempre quise ser y vivo en el lugar dónde siempre quise vivir”, ella se echó a reír y me contestó que tenía exactamente la misma sensación. Esta simple frase contiene su peso en oro: el que la pronuncia es feliz. Sin la más mínima sombra de duda. No disfrutaría ahora de aquel cuerpo perfecto de la misma forma que lo hice entonces que no sabía que lo tenía, ahora toca vivir a fondo, comprender nuestro camino hasta aquí, echar un capote al jovenzuelo que no sabe nada de nada y cree saberlo todo de todo. 

 La autoestima

 “Trata de no ser un hombre de éxito sino un hombre de valor.” Albert Einstein 

El Alquimista. No sé muy bien si existen diferencias reales entre autoestima, amor propio, orgullo o soberbia, pero es lo de menos. La autoestima, que tiene muchos “visages” (que diría un francés), no se satisface con una simple estimación subjetiva que nazca de la reflexión personal. No basta con decirse qué guapo, qué honrado o qué trabajador soy. La autoestima necesita del reconocimiento del otro o de la sociedad, según el caso. Necesitamos ser queridos o admirados por la gente que nos importa, ya sean nuestros hijos, nuestra pareja o determinados amigos. También puede resultar importante en muchos casos, que nuestro trabajo, nuestro esfuerzo o nuestra dedicación sean reconocidos por la sociedad. Pero por encima de todo, es esencial y primordial, que todo lo que hacemos y decimos, que lo que realmente somos o pretendemos ser, esté de acuerdo con nuestros pensamientos y sentimientos más profundos, es decir con nuestro yo. No se trata de adecuar la realidad a nuestros deseos o de disfrazar ésta para convencernos, sino y sobre todo, de construir nuestra propia realidad de acuerdo con nuestros principios y nuestra manera de ser. Y de saber discernir de entre las infinitas maneras de conducir nuestra vida, la nuestra, la que hemos elegido porque creemos que es la que mejor nos corresponde. Esto quizás tenga más que ver con la llamada inteligencia emocional, pero resulta difícil imaginar a alguien con un elevado nivel de ésta, que no posea al mismo tiempo una gran autoestima. Aunque claro, tener una autoestima alta tiene sus consecuencias negativas. Nos convierte en más vulnerables cuando no somos reconocidos como esperamos o cuando somos rechazados injustamente y en otros muchos casos. Conviene por lo tanto dedicar tiempo y reflexión hasta conseguir limar las puntas innecesarias de una autoestima demasiado poseída de sí misma. Para poder volar hay que saber primero agarrarse bien al suelo. 

Aladino. El tema que abordas es apasionante (al menos para mí) y merece más, mucho más una charla sin prisas frente a un café que un rato de teclado, pero vale como tema muy acertado en nuestra charlas al Sol entre “agüeletes” en el parque de la red. De partida y aunque la autoestima tiene “muchos visages”, no estoy de acuerdo contigo en que necesita (salvo en la infancia) la aceptación de los demás, aunque no viene mal... más bien lo contrario, bajo mi criterio: la autoestima es esa fuerza que tú sabes que está dentro de ti, te lo reconozcan socialmente o no. Es de agradecer que la sociedad lo haga, que reconozca tus méritos personales, pero no confíes mucho, porque a veces no lo hace y hay muchas razones de por qué no lo hace. Siempre les recuerdo a mis hijas que el mejor halago que podemos recibir de los demás es aquél que no se atreven a hacernos, si eres capaz de comprender el juego y la maniobra, claro. Obviamente, para llegar a una autoestima saludable (ni excesiva ni pobre) hace falta trabajarse el auto conocimiento, haber ejercitado la auto observación, conocer nuestras capacidades pero también nuestros límites... En definitiva: es imprescindible conocerse uno mismo y esto sale del diálogo interno y de la perspectiva de nuestro entorno interpersonal a lo largo del tiempo. En estos campos no caben trampas. La madurez y, como bien dices, la inteligencia emocional, juegan un papel imprescindible para formar ese ser humano completo, con esa autoestima que detallas. La cosa se construye ladrillo a ladrillo a lo largo de la vida. En el niño, es fundamental que su entorno cercano reconozca sus méritos. Una educación basada en la represión y en el “no vales para nada” fabricará automáticamente futuros adultos enfermos  (“epsilones beta”), en cambio, el afecto, el amor, los juegos (con roce de piel), caricias, atención, generan autoconfianza, el niño se siente seguro y crece seguro y difícilmente crezca débil de carácter. En los campos de concentración nazis, eran los que sobrevivían. La autoestima es la gran herramienta para luchar contra la adversidad, lo que nos convierte en supervivientes. 

 Nosotros y los otros

 “L’enfer c’est les autres” J.P. Sartre 

Aladino. Estamos aquí, amigo, hemos llegado hasta aquí a pesar de los desafíos, de nuestras batallas, nuestros logros y nuestras derrotas. El resultado final es bueno, sea cual haya sido cada camino. Si no estamos aun chocheando, entonces nada ni nadie nos puede discutir nuestro bagaje, ya es tarde para soplagaitas y cantamañanas. Hemos vuelto con vida de cien batallas, nuestra habilidad no puede ser puesta en duda por ningún imbécil. La cisterna es muy útil en estas ocasiones y nuestro criterio acabará por ser comprendido sin que insistamos. Cada día necesitamos menos personas cerca, las justas: tu mujer, tus hijas, tus nietos, como bien dices. Ya no necesitamos más gente para ir a comer juntos o no sentirnos solos, otras personas siguen necesitando ruido a su alrededor, pero nosotros hemos aprendido a pensar, a estar solos (y bien). El amor está bien definido a estas alturas y las cortesías innecesarias pueden ser sustituidas por “las normas del Baranda” que deben ser flexibles y acogedoras, cierto, pero rígidas cuando haga falta. Más adelante se pueden ir perfilando las soluciones de acercamiento que hagan falta y restablecer el orden deseable. No hablo con personas sin argumentos a no ser del tiempo, no pierdo el tiempo con quien no puedo intercambiar algo de valor. Tan pronto como me sorprendo en un diálogo que en vez de intercambiar algo se está echando un pulso, desaparezco para siempre. Tener una familia obliga a la flexibilidad, pero esto es una cosa relativa, y siempre va en función de una lógica razonable. tiempo me ha convertido en una persona altiva que rechaza la arrogancia con arrogancia casi brutal y el desconocimiento con bastante tolerancia. No me va mal. Tenemos derecho a vivir en paz, hemos sobrevivido a mucha mierda, amigo alquimista. Es tiempo de escoger libremente lo que nos hace feliz sin más. 

 La Autenticidad 

“Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es.” Jean Paul Sartre.

Aladino. Es muy fácil ser sabio, es facilísimo ser líder, es simple ser tolerante, comprensivo, buena gente. Es absolutamente sencillo ser buen orador, tener don de gentes, rigurosamente fácil ser brillante. Es muy simple ser el número uno de lo que quieras imaginar... sólo tienes que serlo verdaderamente y todo rueda solo, es muy fácil. Pero el hipócrita no puede aspirar a ser sincero, el pobre no puede pretender administrar bien su fortuna y el que no tiene principios, ni se lo ha currado, puede dar una charla sobre ética... y pretender ser brillante en ella. En realidad, amigo, la vida se resume a ser auténtico... y no hay gente de ésa, créeme. Reina el cartón y el decorado, las formas sobre el fondo. Miseria de colores. Si te comprometes a decir la verdad, tendremos que asumir que tanto hipócrita suelto y sin bozal tratará de morderte la espalda en cuanto te vuelvas... no te dirán lo que vales, no admitirán su admiración hacia ti gratuitamente... tienen miedo de que lo sepas y son tan imbéciles que no saben que su silencio chilla, su incapacidad para reconocértelo. Conformémonos con estremecernos ante la voz del poeta que grita lo que todos callamos. La vida es mucho más simple de lo que aparenta... sólo hay que dejarla fluir.

Reflexión

Aladino. La gente me aburre de forma contundente, no hay tristeza interior en lo que digo, es sólo un rechazo visceral del que puedo evitar la expresión pero no el sentimiento. No me hace sentir desadaptado, simplemente me niego a ese rol y camino solo. Me hace bien caminar solo porque tengo la certeza única de no perder nada, la seguridad de que si intento aproximarme, en el mejor de los casos, me podría contaminar tanta estupidez y ése sería sólo el mejor de los resultado, si lo intentara. No. Prefiero una soledad total en la que soy libre, profundamente libre de reír o llorar, sin tener que preocuparme de lo que pudiera ser más adecuado para el momento y que pudiera o no coincidir con mis más profundos deseos humanos o los de otros. En mi soledad, el campo es verde si debe ser verde o decido imaginarlo así y el Otoño puede teñirse de colores pastel, de hojas secas, si es que debe ser así o yo decido pensarlo, la tierra puede ser la arena de una playa o el musgo y la tierra, fértil y húmeda, de un bosque viejo. No me afecta la estupidez de las modas, prefiero el vaivén de las mareas. No tengo la más mínima necesidad de adaptar mi paso a nada sometido a “comme il faut”, sólo necesito mi ritmo. No permito las censuras aunque admito el rechazo como parte de la libertad del otro o de la marea humana a la que pertenece. Tampoco necesito decorar mi piel con tatuajes ni teñir mi barba que se ha hecho blanca por el camino. Soy viejo y soy el artífice del hombre que he construido. Ése que hoy te escribe. Mi soledad es ese lugar en el que la ausencia, el vacío, de criterio ajeno no me afecta, tampoco necesito aceptar lo que considero desatino a cambio de nada, tampoco exijo aceptación. No necesito aceptar ni que me acepten, me niego al trueque que me proponen. Debo ser en cierto modo un delincuente social. Digo de mí mismo que soy “aspirante a ameba” y el que me 62 escucha se ríe comprensivo sin saber exactamente lo que quiero decir y, yo me río interiormente, porque nadie puede averiguar que lo digo desde una atalaya, mi atalaya. Entiendo que no puedan comprenderlo con tan pocas dimensiones, no es que yo sea más grande es que el otro ha decidido ser más pequeño y yo soy como el agua, un poco camaleón si fuera necesario ser cortés o amable pero sólo lo imprescindible, sin debilidades. Me puedo congelar si hay que ser duro o hacerme vapor si necesito escapar, al final volveré a ser agua cuando lo desee y sólo discurriré por mi cauce, mi destino es el mar. Hago meandros cuando se interponen los demás con sus criterios insustanciales. Podría ser arrogante pero no lo soy, me quedo en “altivo”, otra elección como la tuya. Elijo cómo ser sin tener en cuenta ningunas otras premisas impuestas. Sé que me entiendes. Hace unos años aparece el “metrosexual”, un arquetipo sometido a unas normas sociales que ellos suponen escogidas de su propia libertad de juicio ¿De dónde sale eso? Sale de una ciudad como Londres, de una pobreza interna absoluta, de una autoestima tullida, de una falta patológica de criterio en un mar de colores indefinidos y olores inciertos. Una confusión de teorías para acercarse miméticamente a la mujer. Supongo. A alguien se le ocurre escribir un libro como “Ensayo sobre la ceguera” y a otro loco se le ocurre llevarlo a la pantalla... luego aparecen una serie de locos-cuerdos que estiman que no es una película taquillera. ¿Cómo va a serlo? Pepito Grillo no puede ser el personaje central de ninguna obra sin un estúpido a mano, pero esa legión de estúpidos sí puede ser el personaje central de cualquier argumento, por ejemplo, de esta historia que llamamos la vida. Oiga, me bajo aquí. 

Complicidad 

“Un minuto de felicidad vale más que un año de gloria.” Voltaire. 

El Alquimista. Tengo un nieto que tiene ahora seis años y medio. Desde que tenía dos años, yo aprecié en él, un toque de balón con la izquierda, desconocido para un niño de su edad. Este año ha empezado a jugar en un equipo federado, está aprendiendo a situarse en el campo, tiene que aprenderlo casi todo. Yo le sigo todas las semanas. Cuando le llevo al colegio hablamos de fútbol, él me mira y sonríe, somos cómplices, nos entendemos. La gente dice que es mi clon, yo creo que es muy distinto de mí pero que en algo nos parecemos. Soy feliz cuando camino con él por las mañanas, o cuando está en el campo y me saluda. Es una felicidad añadida para alguien que tiene otros motivos menores o quizás mayores para serlo. Si un día llega, estoy convencido de que mirará al pasado y a esos instantes de felicidad compartida y recordará a su abuelo, y si deja el fútbol, porque se aburre o no le apetece, siempre quedará entre nosotros, la mirada cómplice y la sonrisa del acuerdo perfecto. Algo muy difícil de alcanzar. 

Los Fardos 

“Lo que no decimos casi siempre nos hace mejores. Lo que callamos nos ennoblece. Es en ocasiones tan duro morderse los labios y no llamar al necio y al estúpido por su nombre.” León Cohen. 

“No es poca ciencia aprender a soportar las tonterías de los ignorantes”. Demófilo 

El Alquimista: Hay personas que se mueven como gatos al filo del abismo, se manejan bien en el conflicto directo, y con enorme facilidad crean situaciones de tensión máxima. Son en realidad unos desaprensivos que no saben de respeto a los demás y que confunden confianza con familiaridad y relajación. Además, son desagradecidos porque la envidia los corroe. En toda mi vida que ya es larga, no creo haber pasado por más de una docena de situaciones de tensión extrema a las que casi siempre me han llevado, llenándome el vaso de la paciencia durante muchos años. De ese arquetipo, al que con acierto has denominado “fardo”, he tenido que soportar a varias subespecies, unas más raras y otras más comunes. Y me han dado un por saco que por mi naturaleza, he aguantado buscando siempre excusas para no mandarlos a la quinta farola. Al final, he conseguido descargarme de todo los fardos, simplemente cortando por lo sano o por lo podrido, pero nunca me he dado la satisfacción de decirles lo que pensaba o sentía. Pero callando y cortando, también se puede quitar uno el fardo de encima. Ahora por fin, caminamos más ligeros de equipaje. Eso es lo mejor y lo definitivo. Un buen día, se hace el silencio y no los vuelvo a ver, que se pregunten por qué el resto de sus vidas, porque yo nunca les voy a dar explicaciones. 

El mundo al revés 

El Alquimista. Llevo más de 20 años en la Universidad. Esta experiencia me permite hacer balance de todos estos años y me autoriza a hacer algunas reflexiones. Por ejemplo, que nuestra sociedad, sobre todo la más reciente, no premia el esfuerzo y el trabajo duro y bien hecho y se regodea y complace en la facilidad y la mediocridad. Una gran mayoría de mis alumnos no saben expresarse con corrección y son incapaces de verbalizar un pensamiento mínimamente coherente y elaborado. Han demostrado tener grandes dificultades para aprehender los conceptos en su auténtica dimensión. Los políticos de turno no ayudan nada a paliar estas evidentes carencias en la capacidad de pensar y prefieren ganar adeptos, poniendo puentes de oro y dando oportunidades, de manera que auténticos “negados” acaban estudios que en buena lid nunca deberían haber superado. Se desprecia la formación integral y no se fomenta la curiosidad por lo desconocido, ni el interés por lo difícil y lo complejo, sin embargo se premia la facilidad, el mínimo esfuerzo, el cachondeo, la fiesta... Todo esto ha redundado ya, en una sociedad de un nivel intelectual mínimo, donde el criterio propio y los fundamentos escasean, donde brilla lo soez y donde la vulgaridad reina, siendo no ajenos a este resultado, el culto al cuerpo y la inclinación en ocasiones enfermiza por lo lúdico y el consumismo exacerbado. Es raro toparse con alguien con quien poder intercambiar argumentos que no se salgan de los clichés que nos sirven los medios. Por ende, el pensamiento único o global se ha apoderado de Occidente y parece como si no existiera nada, más allá del diferencial o de la reducción del déficit. Los gobernantes actuales no parecen precisamente ser unos adalides del fomento de la cultura o de la renovación del pensamiento, basta con hacer un recorrido. A uno al menos, le queda la capacidad crítica y la firme creencia en valores como la cultura, la reflexión y el conocimiento como fundamentos sobre los que debe descansar la civilización.

La realidad y sus interpretaciones 

El Alquimista: La realidad y sus interpretaciones, tema curioso y sobre el que merece la pena detenerse. La realidad es UNA y las interpretaciones de ésta, infinitas. No obstante, existe un acuerdo común sobre una misma realidad que está relacionado con el equilibrio y el sentido común de las personas que la interpretan. Lo sorprendente es, cuando nos topamos con personas que hacen una interpretación sui-generis y contraria al buen sentido y nos muestran su realidad que en nada se corresponde con la nuestra. Esa interpretación sesgada les conduce a conclusiones erróneas y erráticas y en ocasiones generadoras de conflictos absurdos. Son gente peligrosa con la que es muy delicado hablar y que te meten en un lío por menos de nada. En todos los ámbitos nos topamos con gente como la descrita, afortunadamente no son muchos, pero cuidado con ellos, sobre todo si son personas cercanas. Son además difíciles de reconducir. Un ejemplo muy gráfico de cuanto insinúo, es el hijo adulto que le dice a su padre que de pequeño le daba palizas, cuando la realidad fue que jamás le puso una mano encima. La pregunta que surge es: ¿Cómo puede tener el hijo un recuerdo de algo que nunca existió? A eso me refiero. 

Los extraños senderos de la solidaridad humana 

El Alquimista. Podría remontarme muy lejos en la memoria, pero bastará con relatar algunos momentos y hechos que dejaron mí una huella perenne. Es por ejemplo, aquella desgarradora escena televisada del niño palestino que se abraza y trata de protegerse aterrado entre los brazos de su padre y que a pesar de todo, es alcanzado por los disparos de un soldado israelí. La desesperación de aquel hombre me acompaño durante meses y todavía siento como una puñalada la desgracia de aquel pobre padre cuyo llanto clamaba al cielo. Sólo puedo aceptar como justicia y como venganza, que la sangre de aquel inocente, haya caído todas las noches sobre el cuerpo de aquel bastardo que disparó y sobre el oficial que le dio la orden. Meses o años después de aquella tragedia, oí relatar en la radio o en algún otro medio informativo, que un guerrillero palestino, había entrado en un kibbutz y había asesinado a dos hermanos muy pequeños que en ese momento dormían y estaban solos. Pensé en la madre de aquellos niños y en su tormento, en la falta de piedad del terrorista, y me sentí una vez más conmovido por la crueldad y la violencia despiadada del ser humano. Sólo puedo aceptar como justicia y como venganza, que la sangre de aquellos inocentes, haya caído todas las noches sobre el cuerpo de aquel bastardo que disparó sobre eso dos inocentes. Hace un par de meses, conocí la tragedia de los mineros chilenos enterrados vivos en la mina chilena, a casi un kilómetro de profundidad y les acompañé en mis insomnios y me sentí uno de ellos, compartiendo su angustia. Espero estar junto a ellos en su alegría, si esta historia como parece, acaba bien. Nada de lo humano nos es ajeno, dijo Nietsche, y menos hoy en día, en que el planeta se ha convertido en un pueblo de seis mil millones de habitantes, gracias a la TV, la radio o Internet. La solidaridad es ahora más cercana y más necesaria que nunca. 

La hermosura de la duda: Reflexión a media luz

“Hablan mucho de la belleza de la certidumbre como si ignorasen la belleza sutil de la duda. Creer es muy monótono; la duda es apasionante”. 

Oscar Wilde. “La duda es uno de los nombres de la inteligencia”. Jorge Luis Borges . 

El Alquimista. Hoy después de toda una vida, creo que no hay nada tan cierto y bello como la duda. Abomino de las certezas y de sus estandartes. Las certezas son para los dictadores y los necios. Ya a principios del siglo XX, Einstein, cuando sentenció que una masa desplazándose a velocidades próximas a la de la luz, se transformaba en una energía equivalente al producto de ella misma por el cuadrado de su velocidad y Heisemberg, con su principio de incertidumbre, ambos se instalaron y nos situaron en el relativismo y la incertidumbre. Mi abuela, cuando alguien le preguntaba si era seguro esto o aquello y respondía inequívocamente: Seguro es el Dio (no el Dios), también se estaba afirmando en la duda. Los valores eternos, las verdades irrefutables, simplemente son entelequias mentales, necesidades del individuo para contrarrestar su angustia existencial. Yo, agnóstico escéptico (valga la redundancia) desde los veinte años, no niego la posible existencia de nada, pero tampoco la necesito, mi moral natural y cultural me permiten vivir en paz sin apoyos en los que sincera e intuitivamente no puedo creer, ni tampoco engañarme con un acto de fe del que soy ajeno. Tampoco creo en la economía de mercado que no deja de ser la ley de la jungla y siento no disponer de una propuesta alternativa válida. En determinada época, me sentí atraído por el comunismo social y político, esa utopía materialista, pero la URSS y Cuba me devolvieron al camino de la decepción y de nuevo a la duda. Hay que desterrar los absolutos y convivir con las dudas, tratar de aprender a comprender al otro y dejar de juzgarle y sobre todo ser generoso. La generosidad y la tolerancia resultan al final una muy buena inversión en salud emocional y mental. En definitiva, ninguno de nosotros eligió nacer, pero una vez aquí, todos tenemos derecho a disfrutar de los bienes de nuestro planeta y a una vida digna. A partir de ahí casi todo sería negociable.

                                                        De mi libro APUNTES . CÍRCULO ROJO 2015

miércoles, 13 de enero de 2021

CABOS SUELTOS 7

 

Es en el camino donde se padece pero también donde el goce alcanza su máxima intensidad.

El cobarde es aquél que se sumerge en el rebaño y  somete su independencia y su criterio al poder,  por miedo a perder sus privilegios.

El cobarde es aquél que guarda su dignidad bajo el tacón de su zapato para beneficiarse del poder.

 A veces conviene dejar un hueco entre las palabras para el recuerdo.

Por muy buenos que sean, los francotiradores acaban siendo abatidos.

Las palabras incontroladas rebotan contra paredes invisibles y sorprendentemente toman la dirección no deseada.

Ellos, los envidiosos, los gregarios, esos pequeños y asquerosos escarabajos, quisieran que fueras feo y bajito, pero además dócil e ignorante,  así desde su miserable altura,  ellos podrían compadecerse de ti.

Los recuerdos cobran importancia a medida que nuestra vida es más un camino recorrido que por recorrer.

Un poema es un filtro que une sensibilidades.

Herir la sensibilidad de otro es como clavar puñales en un colchón de lana, no se clavan pero lo destrozan.

Somos un paréntesis  infinitamente pequeño en el discurrir de un tiempo infinito.

Vivir es envejecer. No podría ser de otra manera. Envejecer es coleccionar recuerdos y momentos compartidos con otros, con esos seres que por pura casualidad nos pertenecieron y a los que  pertenecimos. Esos seres que nos habitan y nos visitan por y para siempre. La ventaja de los viejos es que poseen todas las edades. En ellos conviven la niñez, la adolescencia, la juventud, la madurez y la propia vejez. Todos somos realmente lo que ha sido nuestro pasado. El pasado de cada uno es el labrador del presente. Por eso,  creo que se puede seguir siendo bello en todos los sentidos (por fuera y por dentro)  hasta que empieza la verdadera decrepitud. Llegado ese momento, uno debiera haber aprendido a dejar su hueco para que otro lo ocupe,  sin amargura y sin miedo. También,  creo que la suerte ha de acompañarnos para alcanzar ese tiempo de despedida.

 

El silencio : Los silencios, a medida que se hacen más largos y profundos, van amontonando palabras y pequeños discursos. A veces reconstruyen y escudriñan el pasado, desmenuzándolo en un análisis subjetivo que encuentra siempre las respuestas buscadas, porque éstas son la base misma de su existencia. ¿ Quién podría mantener rota la comunicación si no estuviera seguro de sus razones ?

A lo largo del silencio, el amor, el odio y al esperanza se entremezclan, afluyen y desaparecen, pudiendo ocurrir que al final del silencio, cuando éste se pierde en la nada, los sentimientos queden diluidos como cuando los ríos abrazan al mar.

Una vez establecido, el silencio puede incluso recrear un amor y sublimarlo. Todo sentimiento es recreación propia, fantasía e invento.  Las palabras son las barreras que inventamos para confundir a los demás. ¿ Quién no preferiría la ternura de un abrazo o la de una mirada a la más bella profesión de amor expresada en palabras ?

Sucede a veces que el silencio necesita negarse, entonces como ahora se revela en palabras escritas. Parece, sólo parece,  que el silencio se rompe, que el silencio muere. Conviene recordar que hay ríos que se ocultan  para reaparecer inopinadamente y desaparecer luego sumergidos en las entrañas de la tierra.

                            De mi libro CABOS SUELTOS. Librosenred 2004.


 

 

 

 

 

 


jueves, 7 de enero de 2021

CABOS SUELTOS 6

 

 

 • “La pendule d’argent qui dit oui, qui dit non.” Jacques Brel. Mientras miraba el reloj de pared de principios del siglo pasado, siguiendo el incansable y cansino movimiento de su péndulo, se dijo: - El tiempo no existe, solo pasa. Nunca es presente, siempre es pasado. Cuando acabo de decir ahora ya es antes.

• Amaba la palabra elocuente y el verso florido: Un nombre, un adjetivo, un pronombre y algo más.

 • El pasado: Esa importante mezcla de pequeños detalles combinados con matices irreproducibles que nuestra mirada captó (determinado gesto, una sonrisa etc…), eso constituye el recuerdo que tenemos de los otros.

• Aquellos que hemos intentando aprender de y a aprehender la vida, llegamos a un lugar situado en la colina del tiempo, donde la perspectiva es mejor y más despejada. Desde la serenidad y la experiencia, somos capaces de vernos a nosotros mismos y a los demás de manera diferente, diría que más justa.

• Las personas, algunas, no todas, tenemos distintos niveles de comunicación y de expresión y estos dependen fundamentalmente del interlocutor. Para decirlo gráficamente, yo no soy el mismo cuando hablo de fútbol o cuando hablo de ingeniería química y mucho menos cuando hablo de literatura o de sentimientos. Tampoco puedo hablar y expresarme sobre todo con todos. Por eso con algunas personas podemos compartir unas cosas y con otras, otras cosas, pero estoy convencido que no hay nadie con quien podamos compartirlo todo. No existe la pareja perfecta, ni de amantes ni de amigos. Somos seres 46 complejos y algunos tenemos la suerte de poder transmitir algo, no todo, lo que sentimos. Casi siempre se nos queda demasiada tinta en el tintero.

• Siempre nos repetimos o repetimos sin saberlo a otros. Me refiero en este caso, al otro, a ese otro yo, que se expresa en silencio, que se expresa escribiendo, que convive con nosotros, entendiendo por nosotros, lo que los demás ven e interpretan. Aunque que al final seamos lo que aparentamos ser para los otros, siempre nos queda el convencimiento de ser además ese otro, que nadie conoce o que se da a conocer parcialmente en sus escritos. Todos, tenemos ese yo al que solo alcanzamos nosotros, como decía Machado: Converso con el hombre que siempre va conmigo. Ese que nos acompañará a la tumba, ese que nadie puede ni siquiera rozar, ese que sólo existe para nosotros mismos y que muy rara vez aceptamos compartir.

 • Quiero convertirme al final de mi vida en el actor secundario de película de serie B y dejar el protagonismo a los otros. Quiero ser el psicoanalista y no el psicoanalizado, quiero ser el maestro y no el alumno, quiero ser el que admira y no el admirado. De los dos hermanos, quiero dejar de ser el guapo y quedarme con el feo... Aprender a escuchar y pasar desapercibido, creo que ese es al menos un buen propósito y en ello voy a poner mi empeño.

• Muchos conceptos se definen por lo que no son, seguramente porque son difíciles de aprehender. Y después están las acepciones, y la humildad como tantos otros tiene varias, v.g. humilde en el sentido de pobre, de muy bajo estatus social. Ahora bien: ¿Qué entiendo yo por humilde? Para mí, la humildad está relacionada con el conocimiento de mi fragilidad, de saberme mortal y por lo tanto finito, de conocer mis límites y también con mi solidaridad con el resto de mis semejantes y el conocimiento una vez más de sus miserias y de sus grandezas. No tiene nada que ver con la modestia, concepto este que se emplea como sinónimo de humildad. Ser humilde, también está relacionado para mí con ser discreto, prudente y comedido.

lunes, 4 de enero de 2021

CABOS SUELTOS 5

 

Cada uno de nosotros construye mentiras a la medida,  sobre las que acomodarse y sobrevivir. Luego, en nombre de una supuesta escala de valores basada en la virtud y en la honradez, presumimos y nos afirmamos ante los otros. Nuestras mentiras, que sólo nosotros conocemos, nos sirven sin embargo para no tomarnos en serio y para relativizar lo que nos rodea.

 

Ni siquiera la evidencia es aceptada en una sociedad que se pretende justa y democrática.

 

Hoy puedo entender y tolerar mejor al prójimo porque sé que ni en mí mismo  puedo confiar y que nada del hombre me es ajeno. Lección de humildad y conocimiento de mi fragilidad, pero también de la fuerza que me otorga ese conocimiento.

 

Ahora, por fin, comprendo en toda su dimensión el precepto socrático : “ Conócete a ti mismo “, que no es sino el aprendizaje de nuestras debilidades y miserias.

 

Escribir es  además de un ejercicio de aproximación al lector,  una manifestación de la vanidad del que escribe pero también es a menudo una terapia, la que resulta de hacer aflorar todos los silencios que las contingencias del día a día no permiten sacar a la luz.

 

En ocasiones, escribir es la manera más cómoda de decir aquello que no se es capaz  de manifestar hablando porque al escribir tenemos la ventaja inapreciable de que nuestro  interlocutor no nos mira.

 

Cuando escribes, te hablas a ti mismo o a un lector anónimo que ni va a replicar ni tampoco a mofarse.

 

Cuando escribes, nada ni nadie te presiona, nadie te aburre con sus historias, nadie te irrita con sus opiniones, estás solo contigo.

 

Parece, como así lo demuestra la experiencia, que el hombre social está constituido por tejidos diversos entre los que destaca el miedo. Miedo al castigo físico o moral, miedo a perder su posición económica,  miedo a ser diferente de sus colegas, ya sea en la fábrica o en el partido. Todos estos miedos evidencian una miseria moral  intrínseca y ponen de manifiesto una herencia educacional que habría que ir desterrando de nuestra sociedad fundamentalmente competitiva y poco o nada solidaria.

 

El amor, el cariño,  las caricias oportunas y las inoportunas son maltratadas por la rutina de la vida en común, unas veces por acción y otras por omisión.

 

Existe una intolerancia, diríase que inevitable, que hace que  nuestros hijos nos rechacen  de manera injusta y en ocasiones cruel.

 

La juventud es un estado egoísta, ignorante y afortunadamente transitorio, donde se cometen torpezas irreparables por la falta de sensatez y la seguridad que proporciona la vana creencia de que ellos nunca serán mayores.

 

Nunca fueron los jóvenes más lúdicos, materialistas y conservadores que los de ahora.

 

Nosotros no quisimos cambiar el mundo para convertirlo en unos grandes almacenes donde la masa lo compra todo y se marcha sin recordar el rostro de unas cajeras de cartón piedra ( único atisbo de contacto humano ).

 

La palabra se ha desvirtuado y  convertido en una prostituta que se entrega al mejor postor.

 

Creada para comunicar las necesidades y los deseos o las contrariedades del que la usa, la palabra se ha vuelto compleja y peligrosa. Utilizada por un político es hueca y ampulosa, escrita en un periódico es falsa. Ni siquiera los interlocutores diarios, los colegas de trabajo, la utilizan dándole su auténtico valor y dignidad, pues en la mayoría de los casos la palabra se tiñe de hipocresía. La palabra adopta entonces recodos y vericuetos y viaja por callejuelas oscuras, despistándonos unas veces, otras engañándonos. Sólo la palabra culta y precisa que utiliza el científico trata de acercarse al origen para el que fue creada que no es sino transmitir y comunicar.

 

Mientras hayan palabras que ilustren pensamientos, que expresen sentimientos, mientras haya palabras para unir las distancias y derribar los muros que guardan el silencio, seremos más de uno y estaremos más cerca los unos de los otros.

 

Es necesario desterrar los imperativos categóricos y las afirmaciones dogmáticas propias de mentes adolescentes que ignoran los avatares del camino.

 

El deseo, ese pájaro azul que recorría tus piernas, ese animal de fuego, ha levantado el vuelo y se ha desvanecido para siempre en los recodos del tiempo. Te echaré de menos mujer, otra vez.

 

Hay una cierta falta de clarividencia que nos mantiene con ilusiones vanas. Esperamos algo diferente del futuro, como si éste existiese,  nos hacemos promesas de cambiar como jóvenes adolescentes. La vida es pura acción y sólo por el camino de la acción se avanza. El resto es poesía.

 

A medida que avanzamos en el tiempo,  cuando somos niños grandes, la vida nos pasa factura, son menos las ilusiones y más las desilusiones. Un cierto escepticismo cercano al pesimismo se apodera de nosotros, y casi siempre llueve sobre mojado.

 

Cumplir años es coleccionar experiencias y recuerdos, es también haber recorrido parte del camino que nos lleva hacia la amargura y el desencanto de saber de una vez por todas que el mundo no es, ni  será nunca, el que soñábamos cuando teníamos veinte años. ¡ Triste consideración !

 

Uno se siente bien cuando constata que equivocado o no, ha hecho lo que pretendía, aquello que para uno suponía un reto, aquello, en fin, que a uno le produce satisfacción.

 

sábado, 2 de enero de 2021

CABOS SUELTOS 4

 

Ningún amor muere, sólo cambia de lugar en la memoria.

Querer es un verbo extensivo en el espacio y en el tiempo.

Mujer, hoy he empezado a desquererte, convencido de que al final del desamor es donde empieza el recuerdo. 

Pretendes castigarme con tu silencio de papel, cuando tu cuerpo y tu mirada me dicen todo lo que quiero saber.

Odiar es un verbo puntual en el espacio y en el tiem­po. 

Quisiera creer que multiplicando los rostros, que dividiendo los besos y los abrazos, que repartiendo la ter­nura, el amor se eleva sin agotarse. No quisiera engañarme, pero es en la variedad y en la dife­rencia, donde el amor afirma su unicidad.

¿ Cómo asir este tiempo lineal que cual humo se escapa, nos rehúye, este tiempo que es nuestra vida, que a lo mejor ni existe ?

Desde la aridez y la soledad  quietas que se sienten es estos campos de Castilla tan bien descritos por Machado ( yelmo, yerto, amarillo, fuente...), Andalucía se distancia y su blancura y alegría aunque lejanas, aparecen más entraña­bles si cabe.

La literatura ha de ser primero la expresión de un sentimiento, luego el renacer de la vida vivida, la toma de conciencia, por fin frases bien hechas.

Una sensibilidad maltratada por la injusticia, una sensibilidad hundida, una sensibilidad emergente y reafir­mada por la misma injusticia.

 

                              La ternura

¿ Qué es la ternura, me preguntas ?...

Yo no lo sé con certeza, pero puedo imaginarla.

Es ese pequeño rincón en penumbra, 

que se halla al final de un pasillo interminable,

construido sobre barreras tan du­ras, como son los pensamientos,  las palabras y los silen­cios.

Es ese pequeño rincón en penumbra, 

donde sólo caben un beso, una mirada furtiva y quizás algún te quiero.

Es ese pequeño rincón en penumbra, 

donde los rayos de sol sólo entran, 

para iluminar el rostro de los amantes cuando se acarician en silencio.

 

                                     La amistad

 Los mercaderes han cerrado su comercio de cosas e intereses.

Los hipócritas han abandonado la ciudad.

La palabra intercambio ha sido borrada de la semántica.

La envidia ha pasado a ser admiración y respeto.

Sopla un viento de sinceridad que ha sobrevolado montañas y llanuras.

La ciudad ha quedado desierta... 

Apenas se distinguen una paloma, un perro,  algún caballo 

y dos formas humanas caminando en silencio : son dos amigos.


Yo soy de los que sienten un profundo respeto por la hormiga.

Cuando yo ya no esté, cuando yo ya no sienta el calor de la arena sobre mi piel tostada, acaso mi mirada prestada en otros ojos quede como testigo de mis nupcias estivales con el mar. Ese sol , ese mar, esa doble pasión.

Si digo que una forma de mentir es hablar, miento, puesto que necesito hablar para decir eso mismo que estoy afirmando.

La palabra es negación y mentira cuando nace con reservas y trata de respetar el entorno. La palabra para ser cierta ha de saber ser piedra en la rebelión y terciopelo en el amor.

Siempre deseamos la fruta del árbol de enfrente.

 Nos pasamos la mitad de la vida mintiéndonos y la otra mitad desmintiéndonos.

 Amantes son aquellos que la pasión une y el odio separa.

 Sólo nos unía una cierta manera de entender el amor.

 Hay amores y amigos que acaban devorándonos, por eso es conveniente dosificar tanto la amistad como el amor.

 Incluso al escribir para nosotros mismos nos imponemos una autocensura cercana a nuestro propio pudor, que impide con frecuencia que nuestras ideas más puras y nuestros más nobles sentimientos pero también los más viles emerjan y se expresen sobre el papel.

Sobre el amor : Al cambiar buen tiempo por tormenta sacrificamos amistad y cariño.

Ocurre con frecuencia que inventamos caras que no tenemos porque el otro nos provoca y entonces le mostramos lo que queremos que vea, precisamente aquello que no somos.

Sobre los políticos : Los profetas de la palabra siguen dándonos gato por liebre. De un lado el individuo/egoísmo, de otro los demás/solidaridad. ¿ Dónde ha de situarse el hombre justo ? ¿ Debe acaso mancharse las manos junto a los truhanes que gobiernan la cosa pública y renunciar a su esencia, o ha de permanecer en el desierto de su individualismo alejado de todo y de todos ?

 El amor propio puede ser autoestima o soberbia.

 Quisiera conocer el color y el olor de mi ausencia.

 Mi corazón arrastra sentimientos olvidados en cunas de la infancia.

 Uno desearía que no hubiera moneda de cambio con que comprar al otro.

 Esta civilización se pudre en su falta de entusiasmo y en su insolidaridad. Parece llegada la hora de los visionarios.

 Cuando se pierde la confianza en el otro llegan la muerte y el desamor.

 Todos somos peligrosos porque tenemos un yo que se afirma contra el otro.

 Es hermoso lo que te digo ( me lo dicen la frescura del aire que guarda mis palabras), pero nunca comparable a lo que me callo. ¡Ay! si supieras mujer lo que no digo.

 Basta sólo una nube para ocultar el sol.

 Es el miedo a los demás el que domina nuestra relación con ellos, a veces también existe un cierto pudor a desnudarse.

Sobre la escritura : Las palabras adecuadas parecen esconderse tras la blancura del folio y como llamadas por voces misteriosas surgen de manera esporádica para dar contenido y forma a una idea o a un sentimiento.

 Todo puede ocurrir cuando una mujer y un hombre se miran desde dentro.

 Cabos por atar :

- El perfil de una idea o la silueta borrosa de un sentimiento.

- Almacenando gritos voy de rebelión contenida. Me hacen falta tristezas a raudales para   decir verdades simplemente.

- Os habéis ido así como dudando.

- Miles de versos ocultos tras la nada aguardan al poeta.

 A partir de una cierta edad que no quiero fijar, casi siempre llueve sobre mojado.

 Después  del amor siempre queda un poso de nostalgia.

 

 

viernes, 1 de enero de 2021

MIS POEMAS 3

 

A mi nieto Alejandro: 5 años

 

        Chico, te dije que no crecieras,

Que te quedaras anclado

En tu metro menos cinco,

En pasos titubeantes,

En palabras incompletas.

 

Chico, mira que yo te lo dije,

Y hoy que los años pasaron

  Y que no me has hecho caso,

Hoy me resigno de nuevo

Ante el invencible Tiempo,

Que a ti te hace crecer

Y a mí me convierte en viejo.

 

Quiero hacerte conocer

Que cuando te dije eso,

Era porque yo quería

Tenerte chico a mi lado,

    Con tu metro menos cinco

          Y hacerle una burla al Tiempo.

 

Trujillo a 28-12-2002


Ergo Sum 2

 

A los cincuenta años me siguen gustando las quinceañeras con medias de lana hasta la rodilla y con faldas plisadas.

y Sofía Loren todavía.

A los cincuenta años pienso como a los veinte, que Marx tenía razón aunque no me gusten ni Stalin ni Fidel... ni tampoco Rockefeller.

A los cincuenta años me sigue engatusando  el pliegue de tu boca amiga,

y la tertulia, sobre todo con tinto y unos amigos.

A los cincuenta sigo leyendo a Camus como a los veinte,

y adoro a Brel y su “ Plat Pays qui est le mien “.

A los cincuenta años remedo a Blas de Otero, el poeta de la inmensa mayoría,

y me llegan al alma algunos  versos de poetas anónimos como Antonio Sánchez Campos,

y Rovira... y Mario Benedetti.

A los cincuenta años creo como a los veinte, que la amistad es más espesa y valiosa que la sangre,

y que puede existir en este mundo, incluso.

A los cincuenta años me sigue seduciendo la textura  de tus caderas,

y me inclino ante la invitación que me proponen tus piernas cruzadas.

A los cincuenta años sé como a los veinte, que un charco no es un río, que el mar  no es infinito,

y también sé, por fin, que pertenezco al grupo de los mayores, que soy también los otros,

esos, que si no mueren  hoy, podría ser mañana o cualquier día.

 

                                               De mi libro Cabos Sueltos Librosenred 2004


Luna : Tres años

 

Sin las rosas de Ronsard,

     con los dioses en su Olimpo.

Sin las fuentes ni las lunas

de Machado y Federico...

 

Para llenar esta hoja,

hablaré de tu sonrisa,

  de lo negro de tus ojos,

 de tu mirada clarísima,

       de consonantes que bailan

     en tus palabras torcidas,

de tu cara de bufón

                 cuando los grandes te miran...

  Hablando de ti estaría

para llenar esta hoja,

   hablando de ti, mi hija.

 

                De mi libro Cartas y Cortos. Hebraica ediciones 2011 



¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos? Luis Cernuda.

 

 ¿Qué dirán de mí cuando haya muerto?

 

¿Qué dirán de mí cuando yo haya muerto?

Que era buena persona, bueno, un poco más, algo menos.

Que era muy serio, bueno, a lo mejor o a lo peor.

Que era un tipo honesto, tengo mis dudas, al menos, no lo que hubiera querido.

Que era inteligente, quizás, también trabajé lo mío, eso nunca se sabe.

Que podría haber sido buen escritor, no sé, escritor ocasional, de momentos

felices, nada más, nada menos.

Cuando yo haya muerto, porque no estaré muerto (nadie está demasiado

tiempo muerto),

no diré nada, será lo peor.

No poder defenderme, no poder opinar, no poder escribir,

no poder ni siquiera callarme (con lo que yo amaba mis silencios).

Ellos, los otros, lo dirán todo por ti.

Incluso pensarán por ti.

Dirán lo que te gustaba y lo que no.

Pero no podrán mirar el mar con tus ojos,

a menos que te lean y te imaginen.

No podrán mirar a esa mujer desde el fondo del alma,

ni abrazar a tus nietos con tu ternura,

ni podrán estremecerse a tu manera, escuchando un tango o una bella canción

de Jacques Brel o de Bécaud,

ni podrán leer a Benedetti o a Salinas o a Prévert con la complicidad que tú lo

hacías.

Pero deja que digan, tus amigos y tus enemigos,

Que digan lo que quieran, que hablen, que adjetiven,

que maldigan (que digan mal),

No lo olvides, tú serás el muerto, es decir... ¡Nada!

 

De mi libro Cartas y Cortos. Hebraica ediciones 2011.



                Recordando a Juan Ramón

 Platero

 

Platero es como un niño feliz. Sonríe y mira fijamente, su mirada confunde y enternece a su dueño. 

Platero sueña un mundo sin límites ni fronteras, un mundo sin mentiras, ni siquiera piadosas. 

Platero es un poeta con orejas extremas.

Platero  bebe la vida a sorbos, a trocitos de tiempo.

El mundo le parece un prodigio imponente.

Los hombres se le antojan demonios  insensatos. 

Expulsado del Paraíso, Adán no ha perdonado. Se siente condenado por un dios sin piedad. 

Adán no tiene amigos, es envidioso, voluble, tramposo, avaro e ignorante, entre otras muchas cosas.

Platero se compadece de él y perdona a  este hijo de hombre perdido en su naturaleza.   

Platero se estremece, Platero llora, son lágrimas de placer. El que le produce la contemplación de un amanecer que encierra toda la belleza del mundo.

                            De mi libro Cartas y Cortos. Hebraica ediciones 2011.



ANDALUCÍA : Historia, Verbo, Arte.

 

A ndalucía, romana, cristiana, árabe, judía...¡ enorme !

N oble, por tu historia : ¡ Córdoba, Granada !

D oncella dulce : ¡ Medina Azahara !  Dinámica, dinamita :¡Casas Viejas!

A morosa, amante : ¡ Federico, Machado !

L iberal y libertaria :  ¡Cádiz, Salvoechea, Infante !

U nica y variopinta : ¡ Maimónides, Abderrahman, Velázquez !

C antora profunda ( jonda ) :  ¡ Manuel Torre, Pastora Pavón !

I  ngenua, insolente, impotente : ¡ Tus jornaleros, tus señoritos !

A ndalucía, judía, árabe, cristiana, romana... ¡ Enorme !

                                                                                               

 

 Escribiré un poema para ti únicamente

 

Escribiré un poema para ti únicamente,

Que  no hable de mi  inconmensurable amor  (libre o encadenado),

Que no hable del terror  a perderte, no por quedarme solo,

Sino por no poder compartir la vida contigo.

 

Escribiré un poema  para ti únicamente,

Que no intente afirmar cuanto te quiero,

Que no se oculte bajo  palabras huecas de contenido, 

Que no necesite  repetir mi cariño constantemente, como una letanía.

 

Escribiré un poema para ti únicamente,

Donde no quepan  la lluvia ni los astros,

Donde  no quede lugar para el recuerdo,

Donde no caminemos juntos  abrazados, por callejas sin nombre.

 

Escribiré un poema para ti únicamente,

Únicamente un poema,

Únicamente escribiré para ti. 

Únicamente … amor mío.

 

De mi libro APUNTES. Ed. Círculo Rojo 2015

                                              

 

 


Carta de un ciudadano corriente

  "Yo soy un hombre que ha salido de su casa por el camino, sin objeto, con la chaqueta puesta al hombro, al amanecer, cuando los gallo...