Blog de León Cohen Mesonero

Cuentos. Relatos. Cabos Sueltos. Apuntes. Artículos de opinión. Poemas. Microrrelatos. Reflexiones. Cartas.

lunes, 29 de noviembre de 2021

Nota necrológica

 

Nota necrológica a modo de recuerdo para tres grandes personas

Ayer se fueron tres. Los nombraré: Luis Alberto del Castillo, Almudena Grandes y Camargo. Dos escritores y un futbolista que lo fue del Algeciras hace 40 años. Almudena la más joven, Luis Alberto el mayor. A los tres conocí en persona (a Almudena, solo la tuve cerca y en vivo en 2014, durante la presentación y la dedicatoria de su libro Las tres bodas de Manolita) y con algunos tuve cierta amistad. Luis Alberto y Almudena se parecían en el don de las palabras que ellos convertían en infinitas, en interminables monólogos, donde siempre quedaban rescoldos de los que uno aprendía. Por ejemplo no olvido una frase de Luis Alberto hablando conmigo en la barra del Bar Ortega: - La amistad es más espesa que la sangre, querido León. Con ellos había que saber escuchar y sobre todo dejarlos explayarse, para ellos era una necesidad. Dominadores del verbo y de la ocurrencia imprevista y sorprendente. Así fueron. Dos charlatanes con fundamento y fundamentos. Siempre los recordaremos. Camargo fue un tipo especial. Un futbolista loco, mediocre técnicamente como él mismo reconocía, pero valiente y luchador. Y en la vida civil, un buen amigo de sus amigos y mío. Un tipo que vivió la vida con atrevimiento, como hay que vivirla, sino, de qué sirve vivir?

                                                                                28-11-2021

miércoles, 21 de julio de 2021

NUEVO LIBRO : 100 MICRORRELATOS





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👉 Audio 81 a 90


👉 Audio 91 a 100


RESEÑAS 


👉 Blog de Sergio Barce


👉En la web de ACE Andalucia


👉Reseña por PalomaF.Gomá


                            Feria de Granada 1-10-2021



                                                        






Sinopsis 

100 microrrelatos es una obra original y diferente; es una antología de relatos brevísimos vivos, valientes, reflexivos, emocionales, comprometidos, sensibles e inteligentes, repletos de numerosas reflexiones, en forma narrativa, que abarcan temas muy variados, aunque son especialmente redundantes algunos, como el análisis introspectivo de las emociones y los sentimientos. Destaca especialmente por su lenguaje sencillo, urbano, cotidiano y vital y por la extraordinaria capacidad del autor para sintetizar acertadas reflexiones en pocas palabras. Muy recomendable.

                                                Departamento de lectura de la editorial


Prólogo a 100 microrrelatos

En esta pequeña obra literaria, hay cien historias muy breves salidas de la nada y convertidas en pequeños trozos de vida por el esfuerzo imaginativo del autor. Escribir un microrrelato es como una aventura o un juego donde todo puede ocurrir, y en el que generalmente el escritor empieza saltando de una idea o de una imagen a otra, hasta que el azar y quizás otros muchos factores le llevan a decidirse. Una vez elaborados y desprendidos de la pluma del autor, estos cuentos breves cobran vida y parecen tener pasado y futuro, pues no resultará difícil imaginar para el lector una continuación a lo contado. Esta idea queda muy bien reflejada en el primero de los relatos: ese presidente de un banco que dimite en un acto de rebeldía utópica contra el sistema, tiene un pasado que cualquiera podría imaginar a su antojo, pero también un futuro cuya dimisión le va a permitir abordar sin ataduras. O el entrenador del relato número 66, que manifiesta su corrección en la rueda de prensa, aunque sus pensamientos vayan por otro lado, que nada tienen que ver con lo que expresa públicamente. Se trata de un personaje paradigmático, que representa a todos los entrenadores durante las ruedas de prensa que vemos a diario en la televisión. Quiero con estos ejemplos significar que el microrrelato o relato brevísimo permite con muy pocas palabras esbozar pequeñas o grandes ideas, y sobre todo alimentar la imaginación del lector para hacerle reflexionar sobre sentimientos y emociones que la cotidianidad le hace pasar desapercibidas. El microrrelato en definitiva es como una canción, o como esa fotografía que recoge un instante o una escena que, al ser observada, sugiere múltiples lecturas al espectador.

Y como se trata de lo breve, no voy a aburrir al lector con comentarios pormenorizados que podrían resultar sobreabundantes, y sí invitarle a leer los relatos y a seguir su propio camino.

 El autor,  2 de junio de 2021

En los 100 Microrrelatos hay referencias a los pequeños y a los grandes temas vitales. Desde el cariño, la amistad, la solidaridad, la vejez, la muerte, la traición, la diplomacia, la mentira, la homofobia, la guerra,  pasando por la  envidia, los celos, el amor, la honradez, la corrupción, la ilusión de vivir, la esperanza  y muchos más. Cada uno de ellos se presta a diferentes lecturas y reflexiones. Aquí de nuevo la pequeña causa produce grandes efectos. Este junto a Cabos Sueltos es un libro con el que me identifico y donde también el lector puede destaparme y descubrirme a través de las pequeñas historias que cuento que son en definitiva pequeños trozos de vida vistos desde mi prisma particular con vocación de universalidad.   

                                                                       01-09-2021

ÍNDICE

 

1.- Su último discurso

2.- La despedida

3.- Vivir, vivir…

4.- La campaña electoral

5.- La honradez

6.- La amenaza de las palabras

7.- Puntos suspensivos

8.- El detective

9.- La escritora

10.- El himno

11.- El regalo

12.- Una palabra de más o de menos

13.- El poder de la palabra

14.- La inspiración

15.- El Tedi, in memoriam

16.- El salto

17.- Palabras domésticas

18.- Machismo

19.- ¿Ficción o realidad?

20.- El premio

21.- El número 7

22.- El francotirador

23.- El fotógrafo japonés

24.- El chivato

25.- El sueño

26.- Un refugio en las alturas

27.- Maldita coincidencia

28.- Lo mejor de mí mismo

29.- Los parecidos

30.- Un puente en el cielo

31.- El pintor

32.- Hiperrealismo

33.- La huida

34.- Además, era maricón

35.- Ordene limpiar la calle

36.- El soñador

37.- Los dobladillos

38.- Sorpresa

39.- Su secreto

40.- La decisión

41.- La casualidad

42.- Reconducir a Roberto

43.- Y el muñeco cobró vida

44.- El dilema

45.- El último día de vacaciones

46.- Una última opción

47.- Mi casa

48.- La última carta

49.- El amigo

50.- El voluntario

51.- Un amigo es un amigo

52.- Vida solo hay una

53.- El concursante

54.- Por amor

55.- La cacería

56.- El secreto de Arturito

57.- Elocuente despedida

58.- La confesión

59.- La revisión

60.- Revelación

61.- La promesa

62.- Malditos zapatos

63.- Tiempo de Gorila

64.- El hombre de su vida

65.- El hombre que mató a Liberty Valence

66.- El entrenador

67.- El farsante

68.- La duda

69.- Un hombre satisfecho

70.- Como siempre

71.- La compañera

72.- Complicidad

73.- El ludópata

74.- La verdad

75.- Crónica de un desengaño

76.- El enemigo

77.- La escapada

78.- La caída

79.- Espantapájaros

80.- El accidente

81.- El coronavirus

82.- El preferido

83.- Crónica de un reencuentro

84.- La visita al médico

85.- Escena de confinamiento

86.- El bar de Charo

87.- La buena y la mala leche

88.- El científico

89.- Mi nieto y yo

90.- Ella

91.- El bar de nuestros corazones

92.- Quédate en casa

93.- La escapada

94.- Palabras para Marta

95.- Vidas paralelas

96.- El factor humano

97.- El compromiso

98.- El hombre que perdió su sombra

99.- Carta a mis amigos y amigas

100.- Hasta aquí hemos llegado


1.- Su último discurso

Deja unos puntos suspensivos como quien deja una propina. Luego baja de la tribuna, donde acaba de exponer con precisión abrumadora sus ideas sobre la función ética de un banco en los tiempos modernos. La asamblea de accionistas ha guardado un silencio clamoroso, impactada por las sorprendentes declaraciones de su presidente. Ni un solo aplauso. Imperturbable, él ha recogido su abrigo y con paso diligente se ha dirigido a la salida, sabiendo que estas han sido sus últimas palabras como máxima autoridad del banco. Ya en la calle, ha respirado profundamente y ha sentido un alivio reparador.

                                

                                      14.- La inspiración

«Es lo que hay», le dijo el editor. Se fue a casa muy preocupado por el mandato y no se le ocurrió otra cosa que sentarse en su despacho y empezar a seleccionar cien palabras que le gustaban especialmente. Luego, las ordenó a conciencia en varias secuencias adecuadas, de manera que le permitieran construir varios microrrelatos. Al día siguiente, le presentó los relatos al editor. Este no entendía cómo en una noche el escritor había conseguido escribir tantos relatos solo con cien palabras y no pudo evitar preguntarle cómo lo había hecho. Y el escritor le contestó: «Solo tuve que juntarlas y ellas solas se ordenaron; fueron las musas, señor, las musas».      

                                       23.- El fotógrafo japonés

En esa casa no vive Mizuki Tanaka, seguro que no, porque hace ya mucho tiempo que ningún japonés ha pasado por aquí. Quizás aquel fotógrafo con coleta que se dedicaba a fotografiar monumentos antiguos pero, sobre todo, reproducía rostros, caras de gente desconocida. Lo hacía con maestría y hasta con arte. Muchas veces me pregunté qué buscaba en aquellos rostros anónimos. A lo mejor esperaba encontrar la cara de la tristeza o de la alegría, no lo sé, lo que sí creo es que esas caras eran antes que nada reflejos de la vida, de esa vida que sabe que camina irremediablemente hacia la muerte.    





domingo, 2 de mayo de 2021

BUENAS NOCHES PAPÁ

 

Buenas noches papá

¡Joder cómo pasa el tiempo! Diecisiete años, desde  que te fuiste, así de pronto,  sin despedirte, como queriendo evitarnos el mal trago de las despedidas. Ya solo me llevas doce años. Es normal, tú te marchaste y yo sigo avanzando o retrocediendo (?) hacia ti. Pero esta carta que se me ha ocurrido escribirte pasados tantos años, tiene  que ver con muchos asuntos, entre ellos el fútbol, por qué no decirlo. Qué extraño que se me ocurra a estas alturas hablar contigo de fútbol, cosa que casi nunca hice cuando vivías. La vida tiene estas cosas. Recuerdo cuando nos llevabas a mi hermano y a mí a ver los partidos en Santa Bárbara, primero a ver al  Larache C.F. de Bozambo y más tarde al Chabab de Facundo, Bouchaib, los hermanos Roda, Said y Riahi entre otros. Tú eras hincha del Atletic de Bilbao. Años más tarde,  a mediados de los 60, yo también me hice futbolista en equipos juveniles, pero tú nunca fuiste a verme jugar, ni siquiera en Tánger cuando mejor lo hice. Te lo perdiste, porque valía la pena. No tuvimos esa suerte, tú de verme y yo de que me vieras. Siempre mantuve la esperanza de que un día aparecieras. En más de una ocasión he tenido la tentación de robarle treinta o cuarenta años al tiempo que tiene tantos. En fin, hablar por hablar  y desear por desear. Pero lo que tú nunca hiciste y que yo siempre deseé, ha tenido lugar en otro tiempo y con otros protagonistas. Yo soy ahora el abuelo espectador que hace las veces del padre que tú no fuiste conmigo y mi nieto es el extraordinario jugador que yo un día fui. Se ha producido una traslación temporal y se han colmado mis deseos. Somos cómplices, yo soy su espectador más importante y él es mi jugador favorito. Él ejecuta mi partitura en el campo y yo disfruto de esa ejecución. Pues ambos tenemos la misma idea de la sinfonía futbolística. Es, puedo afirmarlo un magnífico e insólito solista, que tiene la rara virtud de acariciar el balón y de conducirlo con un hilo invisible, de manera que al salir de su pierna izquierda un disparo cruzado a puerta, incluso después de haber entrado en la red, parece como si el balón siguiera atado a él por fuerzas invisibles. Mira papá, Álvaro todavía no ha cumplido diez años, pero siempre, en cualquier partido, tiene detalles y movimientos que  solo están reservados a muy pocos jugadores. Por sus recortes, por su forma de tejer y destejer esa especie de tela de araña dando puntadas pequeñas, haciendo moverse el balón en todos los sentidos en un palmo de terreno, sin que los contrarios puedan arrebatárselo, por sus pases (asistencias en lenguaje actual), por sus disparos a puerta, por su forma de intuir y de sentir el fútbol, se trata de un verdadero artista. Necesitaba contarte esta vivencia. Pero hay más cosas. Diecisiete años dan para mucho.

   Hablaré de lo más reciente: En estos tres últimos años, España ha sufrido una crisis financiera sin precedentes, que ha llevado al país a la ruina social, principalmente porque la gestión que ha hecho la Unión Europea, comandada por los de siempre,  ha sido desastrosa. Hay millones de familias en situación crítica, y únicamente  la cohesión y los lazos familiares tan fuertes en el Sur, han conseguido que sigamos en pie. Los números y las cuentas de la macroeconomía son un cuento que ya nadie se cree. Todos los españoles nos hemos empobrecido y hemos perdido el optimismo quizás para siempre.  Nos sentimos deprimidos. Casi todas las conquistas sociales han sido cercenadas. Ya no podemos creer en nada. Todo es volátil.  La crisis continúa hoy once de febrero de 2014 y nadie sabe dónde  está la luz al final de este túnel que parece interminable.

Pero vayamos a cosas más íntimas y cercanas. No quiero causarte ni pena ni desazón, pero en estos años son muchos los que nos han abandonado, algunos de manera muy injusta, y su marcha nos ha causado un daño irreparable. Hemos aprendido que la vida puede ser muy cruel.  Ya lo sé, todos estamos aquí temporalmente, pero hay muertes imprevistas, inadmisibles, casi insoportables. ¡Qué te voy a contar que tú no sepas! Tú que tuviste la mala suerte de vivir la guerra en la cárcel de Larache, fue poco tiempo, pero el horror enorme. Imagino que nunca olvidaste aquella terrible vivencia.

¿Recuerdas cuando tenía veinte años y me decías en alguna que otra ocasión, que no haría, ni sería nada en la vida? No solo llegué a la máxima categoría en la empresa, también en la universidad. Profesionalmente he completado una trayectoria de la cual me siento más que satisfecho y de la que tú te sentirías orgulloso, me consta. Ves papá, nunca hay que retar a un joven de veinte años. Por eso quiero creer que lo decías para sacudir  mi amor propio y fustigar mi autoestima.

Tú me enseñaste por acción y por omisión, a respetar a los  padres y a  ser generoso con los demás. Hacías el bien, ayudabas a quien lo necesitaba  y nunca lo mencionabas, ni presumías de ello. Era tu manera de ser, que aunque no lo pretendieras impregnaba a los demás. Los gestos y los silencios tienen más poder que las palabras. Después de tanto tiempo, sigue emocionándome tu recuerdo, tu risa, tu optimismo, tu indudable carisma.  Buenas noches papá.

                                                                                              Febrero 2014    

CARTA A MI PADRE

 Carta a  mi padre


No nos vemos desde el día 4 de julio del año 1997. Mucho tiempo, aunque todavía no demasiado. Sin embargo, hay días como hoy, en que no tengo mucho que hacer y me gustaría acercarme a tu tienda de coches usados a echar un rato contigo, como hacía hace unos años. Para nada en concreto. Para sentarme a tu lado en la tienda mientras tú, te fumarías un cigarrillo y para estar callados y de vez en cuando hacer un comentario corto, una picotada sobre cualquier tema, sin venir demasiado a cuento, supongo que por no  dejar al silencio vacío. De vez en cuando conviene llenar el silencio con palabras.  Por ejemplo comentaríamos algo sobre la insoportable e inadmisible guerra de Irak o sobre el abandono de las colonias por los israelíes. O para contarte que voy a tratar dentro de unos días de sacar la Cátedra de Universidad. Sé lo que me dirías: Pero tú, como es que no eres catedrático con lo que has estudiado. A ti de qué te van a examinar “esos”. Yo sonreiría y diría que así son las cosas. Dirías, bueno, vamos a tomar un café con Juanito y nos levantaríamos y tú te tomarías el café y charlarías con Juanito mientras yo os observaría y metería alguna cuña en vuestra conversación hecha de retazos.

Tú, como siempre, seguirías hablando de tu chiquillo y le dirías a Juan que iba a ser Catedrático en unos días, si éste está más preparado que ninguno de esos. Y tu chiquillo que está a punto de cumplir 59 años se comportaría como un  chiquillo, callando y mirando para otro lado. Recuerdas, en el Bar Perico de Larache, allá por los años cincuenta y tantos, cuando yo era un chiquillo de verdad,  les decías aproximadamente lo mismo a tus amigos: dile que multiplique o que sume verás, verás, y yo entonces me ponía colorado, colorado,  y me bloqueaba, aunque tenías suerte, porque nunca me equivocaba  en el cálculo mental y tus amigos decían: joder con el niño, vaya tío, Jacob.

Hoy seguramente iría a verte acompañado de mi nieto Alejandro, tú harías lo de siempre, darle un beso y algún dinero para que se comprara algo. Si conocieras a mi nieto, es un chaval guapísimo y con carisma. No sé si te gustaría, con lo maniático que has sido siempre, pero seguro que tú a él sí.  

Mamá murió en el 99, ni siquiera te sobrevivió dos años. Lo pasó muy mal con lo tuyo, y perdió las ganas de todo. Ella se fue contigo aunque mantuvo su maltrecho cuerpo aquí.

Por aquí las cosas no han cambiado demasiado, la gente se sigue matando en guerras absurdas, la envidia sigue reinando en cualquier esquina del planeta  y  todos tenemos ocho años más.

Algunos días te reinvento y sueño que paseamos juntos por las calles de todas las edades en las que hemos convivido. Sueño que entiendes todo lo que te cuento y lo que me callo. Sueño que por fin eres capaz de hablar conmigo de igual a igual, sin reservas, sin consejos de persona mayor, sueño que te hablo como a un amigo (cosa que nunca he hecho, ya sabes, las barreras absurdas que separan a los padres de los hijos) y observo  que así estamos más cómodos, que nos entendemos mejor.  Sueño que por fin admites que somos distintos, a ti te gusta sonreír y gustar al prójimo,  yo en cambio, prefiero el silencio y la discreción, soy más cuidadoso con los otros, tú eres más generoso. Tú tienes más carisma y mayor capacidad de seducción, yo soy más oscuro, más selectivo, quizá más prudente. Somos distintos aunque  complementarios, pero lo más importante es que nos respetamos, que siempre fue así, no sé cual de nosotros dos hizo más porque así fuera, pero fue bueno y eso siempre me ha dado tranquilidad de conciencia desde que te fuiste, por eso te lo digo ahora, ahora que ya no estás.  Esta carta que te escribo desde ninguna parte, esta carta va más allá del espacio y del tiempo, mas allá incluso de la vida y de la muerte, esta carta hace parte también de un sueño: el sueño de la reconciliación o mejor dicho, del encuentro del padre con su hijo (fíjate que no digo reencuentro, porque los padres y los hijos rara vez se tropiezan).  Esta carta es un sueño que va más lejos, es el sueño utópico del encuentro del hombre con el hombre, donde el cariño y la ternura dejan de estar aparcados, arrinconados u ocultos para tiempos mejores o esperando la hora de las despedidas, cuando ya nada valen.  En eso las mujeres son más libres, también en eso.

Esta carta, es también una forma de hablarte en voz alta y de demostrar  que nadie muere totalmente mientras alguien le recuerde, además de todo eso, esta carta es una excusa, un pretexto, para decir lo que siento, es una pequeña demostración de mi cariño por ti.

                                                  2005                                                                                                                        

lunes, 1 de marzo de 2021

PRESENTACIÓN

PRESENTACIÓN


Este es un blog exclusivamente literario que empezó su andadura a principios de noviembre del año 2020 y al que he ido dando forma con el paso del tiempo. Nacido en tiempos de pandemia, con el único objetivo y como un medio más de divulgar mi obra literaria, incluye textos seleccionados de mis diez libros publicados entre 2003 y 2021, así como de artículos de opinión en prensa escrita y algunos escritos  inéditos de factura reciente, constituyendo un todo que condensa y refleja mi trabajo literario y pretende llevar al posible lector interesado a la lectura de mis libros. 

He considerado oportuno estructurar el blog por temas de manera a hacerlo más asequible y fácil de consultar. Además he incluido un apartado con datos personales que incluyen una breve biografía personal, las reseñas sobre mi obra literaria de las que tengo documentación así como las portadas de mis libros. Además cuando he podido, he aportado fotos y videos relacionados con mi quehacer profesional y literario. Mi pretensión es continuar añadiendo nuevas entradas que mantengan vivo el blog. Ya solo me queda esperar que los lectores aporten comentarios que ayuden a convertir el blog en un lugar de encuentro literario dinámico y enriquecedor. 

Esta presentación quedaría incompleta sin la incorporación de la Carta de un ciudadano corriente escrita hace muchos años pero que conserva toda su vigencia.   

martes, 16 de febrero de 2021

CARTA A AGAPITO

 

Carta a Agapito

 

Si supieras Agapito, porque tú te llamabas Agapito Saja. “Saja” o “Saha” es una palabra árabe que se utiliza para brindar y hacer buenos deseos, algo parecido a “Salud” en castellano. Mira Agapito, sin saber por qué, a uno de repente le asalta una extraña  mezcla de sensaciones que sin saber cómo, se convierte en una carta como ésta. Nace de algún rincón del pasado aunque  no parece tener  demasiada razón de ser.  Como de pequeño uno iba saltando de un amigo a otro por la fuerza de las circunstancias cambiantes, como el cambio de colegio o de ciudad, uno se cree que las personas que poblaron nuestra infancia quedaron archivadas  en un cajón de la memoria para no volver jamás. Pero la vida nos demuestra lo contrario, porque esas personas que de algún modo configuraron el paisaje íntimo de nuestra vida, más tarde o más temprano escapan del cajón y vuelven en forma de recuerdos más o menos deformados por el tiempo. Y así,  porque las cosas ocurren porque sí,  me he puesto manos a la obra  y aquí me tienes.

Recuerdo muy bien que me comparabas con Robert Mitchun y no puedo entender por mucho que lo intento, que un niño de trece o catorce años como era yo entonces, tan guapo como decían las jóvenes y las no tan jóvenes, te  recordara a aquel actor tan americano, tan inexpresivo  y con esa  cara de palo. El que sí que se parecía al tal era tu padre, tu padre con su humanidad sobre la  Vespa, recorriendo Larache, de casa en casa para poner inyecciones. Tu padre tan seco y antipático, tu padre  al  que tanto parecías temer y cómo me transmitías tu miedo. A lo mejor es que el hombre llegaba a casa cansado  de   dar ánimos a los enfermos y no tenía ganas de hablar, a lo mejor con los amigos era un tipo encantador, entonces que me perdone, esté donde esté. Además, Agapito tú eras muy travieso y el hombre estaría harto de ti. Pero a lo que iba amigo, si supieras la de vueltas que da el mundo y nosotros con él. Resulta que ahora hay una cosa que se llama Internet, que ni tú ni yo en aquella época, hubiéramos imaginado por mucha imaginación que tuviéramos. El caso es que por ese medio tan inimaginable,  puedes escribir, hablar y ver  a la gente  al instante y desde cualquier lugar. Fíjate qué cosas Agapito. Tú que vivías tan cerca del Coliseo María Cristina (como María Cristina Agrela, nuestra compañera e hija del dueño de aquel cine) en un descampado, en plena morería, donde los días se hacían más cortos y las noches parecían más oscuras debido a un alumbrado casi inexistente .  Como te decía, hoy día gracias a  este invento, mucha gente se ha encontrado  y reencontrado como por arte de magia.  Y así es que un día sin comerlo ni beberlo contacté, estoy convencido de que no te lo vas a creer Agapito, con Carmen, que sí amigo, que sí. Ya intuyo tu inigualable sonrisa socarrona y contagiosa, apoyada sobre un colmillo que parecía morder tu labio inferior. Sí, Carmen,  la niña aquella que a ti te parecía un “guayabon” y que a mí me parecía una mujerona,  cuando la chiquilla no tenía más de once o doce años.  Tú estabas loco por ella,  a mí me gustaba Charito. Recuerdo como sacada de una película de JA Bardem, una escena en la que Carmen bajaba por el Callejón del Cine Ideal hacía la Calle Chinguiti, el multitudinario paseo de todos los larachenses, flanqueada por dos tíos que a nosotros nos parecían muy feos y muy mayores. Tú me mandaste esconderme al verla venir.  Nos escondíamos para poder seguirla y observarla mejor. Era la única ocasión que tenías para poder disfrutar de ella. ¡Pobre Agapito! 

Pues fíjate como son las cosas, amigo Agapito, que Carmen es ahora casi una amiga mía  y nos carteamos por Internet y aquella niña se ha convertido en una señorona guapetona y de fuerte personalidad y gran sensibilidad.

 Agapito Saja, siempre te tendré enmarcado en mi memoria como aquel adolescente travieso, de risa fácil y socarrona, enamorado de aquella flor irrepetible de doce años, llamada Carmen.  

                                                                        Enero de 2009

 

lunes, 15 de febrero de 2021

CARTA AL HIJO DE MI PROFESOR DE INGLÉS

 

Carta al hijo de mi profesor de Inglés

 

Por lo que indicas, tu padre murió relativamente joven, no habría llegado todavía a los setenta según mis cálculos.

Pero en mi recuerdo y en el de muchos de sus alumnos, vivirá eternamente. De hecho, ya está para siempre. Nunca he podido olvidar lo que me contaba cuando se plantó en Londres con toda la familia sin un duro y con pocas herramientas idiomáticas. Apostó fuerte y creo que ganó.  Al menos para mí, aquel alarde de sinceridad con su alumno y el riesgo que asumió para perfeccionar su Inglés,  fueron  una demostración de valentía y una lección que a mis ojos lo elevaron al pedestal de los valerosos e inconformistas, de aquellos que con su acción justifican su vida.

La sombra de los valientes, aquellos que arriesgaron y convirtieron su vocación en su vida, a base de trabajo y de esfuerzo, repito, la sombra de esos valientes es alargada  e indeleble. Tu padre pertenecía a ese grupo de seres carismáticos e inolvidables. Estas palabras reflejan, creo, la emoción que me ha embargado al recordarlo.

Fue mi primer profesor de Inglés, allá por el año 1955, cuando yo vivía en las Navas y tenía aproximadamente ocho años. Mi compañera de clase particular era una tal Mari.  Mr. Rivera estaba empezando y nos recibía  con un:

“ Hello Mery, Hello Laion.” Había pertenecido al Tercio y el Inglés fue su pasión. De aquella etapa en la Legión, conservaba algún detalle en el vestir, en verano siempre llevaba abierta la camisa dejando el pecho descubierto. Más tarde se lío la manta a la cabeza y se marchó a Londres con la familia, para mejorar su Inglés, las pasó canutas. A su vuelta se instaló cerca del Bar “La Marquesina” y yo seguí asistiendo a sus clases. Era un enamorado de la lengua de Shakespeare y fue con quien senté y asenté los fundamentos de un idioma, que después siempre me sirvieron para manejarme por el mundo.

Mientras te escribo, vuelvo a vivir las escenas de mi infancia en casa de Mr. Rivera y oigo de nuevo su voz profunda y veo su enorme sonrisa y mi admiración de entonces ha renacido.

Al terminar de escribir esta carta  he podido constatar lo que ya sabía: que la emoción en literatura es únicamente privativa de aquellos que  se emocionan cuando escriben y con lo que escriben. Sólo una sensibilidad encendida puede convertir un relato en un trozo de vida.  En esos momentos de emoción tan sincera y viva, todo puede ocurrir.

Valga este recuerdo para Mr. Rivera, el legionario que un día se enamoró para siempre de un bello idioma.   

                                                                                  2009

 

 

Carta de un ciudadano corriente

  "Yo soy un hombre que ha salido de su casa por el camino, sin objeto, con la chaqueta puesta al hombro, al amanecer, cuando los gallo...